Cortos de 1911.

domingo, 26 de diciembre de 2010

El eterno contrabando navideño.


Aquella imagen vista mil veces en las películas en la que un vendedor incógnito abría un voluminoso abrigo en el café, para mostrar decenas de baratijas sujetas al forro, fue durante años una realidad en el Centro Histórico ante las estrictas leyes impuestas para el lucro en esta zona.

Antes de la llegada de las mafias de vendedores ambulantes, no era raro que la época decembrina un parroquiano con un misterioso maletín lo abordara a uno en la vía pública para ofrecer toda clase de artículos de contrabando.

Hasta lo inimaginable podían ofrecer en estas fechas estos amos del mercado negro, llamados por algunos cronistas “los peones de la venta hormiga”, mismos que lucraban mercancía de dudosa procedencia traída de contrabando o “de a Roberto”, sacada de bodegas y almacenes.

Juguetes, perfumes, relojería, adornos de porcelana y algunos eléctricos de fácil transportación, eran los artículos que provenían de una larga cadena que se iniciaban en las oscuras calles de los callejones del primer cuadro a donde llegaban anónimos camiones.

Lo que normalmente se compraba por 10 pesos en las tiendas establecidas, ellos lo movían hasta en menos de una cuarta parte de su valor.

Para conseguir la mercancía, los “peones hormiga” debían seguir la misma técnica que los chamacos cuando rompían la piñata.

En cuanto alguno de los soplones del barrio daba aviso que un camioncito llegaría por la noche a una de las calles ya conocidas, estos fulanos debían llegar desde horas antes para después abalanzarse sobre los cerros de mercancía como un escuincle por los tejocotes. Antes de que los sistemas de venta de fayuca alcanzaran la sofisticación de hoy en día, antes de eso el reparto de las ganancias era absolutamente piramidal, es decir, el mafioso mayor repartía la mercancía, los peones la movían entre los parroquianos, y si era posible en unas cuantas horas debían regresar con las ganancias esperando su comisión de acuerdo al volumen repartido.

En diciembre las calles del centro se convertían literalmente en una pequeña bolsa de valores del mercado negro, donde las bandas negociaban en cada esquina lotes de mercancía, territorios, ventas, intercambios, etcétera.

A menudo las prisas delataban a los vendedores del mercado negro, quienes daban la impresión de que el chamuco les venía pisando los talones, aunque en realidad huían de los gendarmes, quienes esperaban su mordida para volverse miopes, eso sin contar a los vendedores de bandas enemigas que los extorsionaban por invadir sus zonas.

Obviamente como estos fulanos vivían de la comisión, cada moneda que repartían les era cobrada a la hora de hacer cuentas, por eso no perdían el tiempo insistiendo con los parroquianos, y rápidamente ofrecían, descartaban y volvían a ofrecer.

En ocasiones las ofertas eran tan atractivas que en un solo esquinazo estos peones del mercado negro agotaban su parte. Desde utensilios de decoración, hasta una docena de lápices que costaban lo mismo que uno en la papelería o esferas navideñas de fantasía a precios irrisorios, se esfumaban más rápido que la decencia en una beata borracha.

En los brindis de fin de año, en los intercambios de la escuela e incluso en la llegada de Santa Clos, los regalos chuecos pasaban de mano en mano y con el tiempo se almacenaban en los armarios porque lo cierto era que no se distinguían por su calidad.

Hoy, el Metro es el último nicho de supervivencia para los “hormigas” al estilo de antaño. No obstante ahora la mercancía se reduce casi exclusivamente al mercado pirata y algunas chácharas chinas… cómprelas y regáleselas a sus enemigos. Nada como unas tijeras que se desarman, una práctica agenda “guchi” de fotocopias, unos llaveros de fantasía con linternita que dura menos de un día o un juego de limas con polvo de vidrio molido para esos juanetes duros de pelar. Por cierto, las mismas marcas de juguetes que hace unos años fueron confiscadas con bombo y platillo por contener pintura con plomo, han retornado, según declaraciones de lectores testigos, a las ventas de las tiendas outlet que ofrecen todo a 7 pesos. A eso se le llama reciclar en medio de la desmemoria.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Los tiburones del aguinaldo.


Antaño, los comerciantes del Centro Histórico sabían que para ganar el aguinaldo del cliente en las primeras dos semanas de diciembre era necesaria la seducción a través de la vista.

Según se cuenta en un artículo, de 1943, de la desaparecida revista Presente, desde los primeros días comenzaban a aparecer en las vitrinas del primer cuadro los motivos navideños y esferitas que anticipaban la desplumada de último mes y que atraían a los parroquianos ilusos, igual que la luz violeta a las moscas bartolas.

No importaba cuál fuera su rubro, las tiendas pequeñas o grandes, los almacenes y emporios departamentales se peleaban desde la víspera de las posadas a esos capitalinos que caían en la ilusión de que eran ricos por contar con un dinerito extra y que paseaban por las calles del Centro igual que un marinero babalucas recién llegado a puerto.

Sabedores de que la embriagadora alegría del espíritu navideño era el mejor gancho para las compras incidentales o impulsivas, los comerciantes utilizaban luces, ponían guapas maniquís enseñando unas piernas “de a millón”, colgaban angelitos musicales, armaban pequeñas ciudades con trenecitos para atraer a los chamacos, instalaban monos mecánicos de santacloses, duendes, renos, y si hubieran podido, a la Divina Gracia parada de manos vestida con finos atavíos de temporada.

Desde tiempos porfirianos, las modas y artículos europeos dirigidos a esas clases pudientes que asistían a los conciertos decembrinos en la Alameda eran expuestos en suntuosos escaparates que solían levantar suspiros entre los compadres que aún calzaban huaraches y que pasaban cual “polizontes no invitados” por las aceras con negocios elegantes, mirando de reojo aquellas escenografías del México que se encontraba tan cerca de su vista y tan lejano de su realidad.

Con la llegada de las grandes tiendas y sus ejércitos de decoradores profesionales, los dueños de muchos pequeños comercios se dieron cuenta que ya no era conveniente dejar el delicado encargo de adornar la vitrina a la escasa creatividad de sus dependientas y comenzaron a contratar gente que sabía de esos menesteres.

Del algodón y el papel de china, muchos escaparates pasaron rápidamente a lujosos materiales dignos de una escenografía teatral; incluso, como nos asegura el amable lector Eduardo Cohen, los comerciantes se valían de muchos trucos para llamar la atención, entre ellos recuerda uno muy efectivo que solía utilizar su tío-abuelo, quien solía encargar (previo acuerdo) a una guapa dependienta, de preferencia con ropa sexy, que saliera varias veces durante el día a la vitrina a acomodar algunos artículos. ¡Ah como llovían los mirones!, afirma don Eduardo, quien recuerda cómo pasado el show, muchos de los fisgones se convertían en clientes potenciales.

Curiosamente no fue durante el porfiriato, sino en la década de los 30, cuando la estricta moral que prevalecía entre la mayoría católica comenzaría a condenar cualquier expresión en la que se mostrara el cuerpo humano de forma escandalosa.

Aquello afectaría también a los escaparates, particularmente a esos que exhibían cada temporada lo último en modas femeninas traídas del extranjero. Debido a que en los constantes cambios de ropa, las seductoras muñecas de yeso dejaban al descubierto su generosa anatomía, la autoridad determinó que dichos cambios debían hacerse en horas no muy concurridas, es decir antes de que cantara el gallo o a las horas en que maullaban los gatos.

En todo caso, si por descuido o rebeldía algún dueño de negocio dejaba a una maniquí desnuda en su escaparate por un largo rato, no tardaba en llegar el polizonte santurrón a pedirle con cachiporra en mano que lo cubriera con una sábana. De hecho el maestro Álvarez Bravo, en sus conocidas series fotográficas sobre escaparates, inmortalizó a algunas descaradas monigotas que tuvieron que ser aplacadas con un improvisado vestido de percal para que no exhibieran sus encantos.

La lectora Raquel Moreuil recuerda que cuando recién llegó a México proveniente de Francia con sus padres en la década de los 50, uno de sus placeres como extranjeros era recorrer los escaparates del Centro. Un día, recuerda la señora Raquel, a su madre le gustó tanto la estrella de Belén de una vitrina que su padre negoció con el dueño para obtenerla, y hoy, a más de cinco décadas, aún la conserva como un tesoro familiar y ocupa el lugar de honor en su árbol de Navidad

Lástima que el gancho de los escaparates en el Centro ha sido transformado hoy por la música estridente, que aleja a cuatro de cada cinco posibles clientes, urge cambiar su sistema de marketing señores comerciantes.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Evocacion de Jorge Negrete.


Hace cinco días se cumplieron 57 años de su muerte. Recordémoslo en el centenario de la Revolución. La fuerza de su personalidad contribuyó a delinear los perfiles de una identidad mexicana creada y recreada por obra y gracia de la cinematografía nacional (1940-50).

En él encontraron a la figura perfecta para encarnar, en una interpretación muy suya, al charro cuyos desplantes y galanura, cuya domada voz y buena estampa, habrían de sintetizar, durante décadas, la idea estereotipada de “lo mexicano”.

Nacido en Guanajuato (1911), murió 42 años después, enfermo, en un hospital de Los Ángeles, California. Hijo de esforzada familia clasemediera provinciana, pasó fugazmente por el Colegio Militar.


Más adelante descubrió su verdadera vocación al estudiar con el maestro José Pierson quien, a principios de siglo, había formado una compañía de ópera y era afamado profesor de canto. Entre sus alumnos figuraron Juan Arvizu y Pedro Vargas, José Mojica, Hugo Avendaño y Alfonso Ortiz Tirado.


Negrete empezó a cantar para la radio alrededor de 1930. Intervino como figura secundaria en algunas compañías de revistas musicales. Protagonizó casi 30 películas. Entre ellas destacan ¡Ay Jalisco no te rajes!, Cuando quiere un mexicano, Hasta que perdió Jalisco, Historia de un gran amor, El peñón de las ánimas, Dos tipos de cuidado, El rapto, Lluvia roja…


Jorge está íntimamente vinculado con el cine y las canciones de México. Sin embargo, no podemos mencionar sus éxitos fulgurantes sin traer a la memoria su amistad y asociación creativa con Manuel Esperón y con Ernesto Cortázar (“¡Ay Jalisco no te rajes!”, “Cocula”, “Esos altos de Jalisco”, “Serenata tapatía”, “Flor de azalea” “No volveré”, “Me he de comer esa tuna”, “Así se quiere en Jalisco”, “Cuando quiere un mexicano”…)


El destino de Jorge Negrete —o el de Infante— hubiera sido otro sin el respaldo luminoso del genio musical de Manuel Esperón y al margen de la raíz popular de Cortázar, autor de casi todas las letras de canciones inolvidables que hicieron célebres a esos dos cantantes y actores emblemáticos de un México inventado por escritores y filarmónicos, guionistas y directores del cine nacional…


Hay, sin embargo, otro Negrete. Hablo del combatiente sindical. De quien, entre los estudios cinematográficos, los escenarios internacionales y las compañías disqueras, concibió, al lado de otros —entre ellos se cuenta a Rodolfo Landa, Fernando Soler y Cantinflas—, la idea de conformar dos señeras agrupaciones de trabajadores del espectáculo.


Tiempo después, esas instituciones se erigirían en entidades de lucha y resistencia concebidas para defender y expandir los derechos de los sectores laborales del cine y la radio, la televisión y el teatro, la ópera, las variedades y el circo. Me refiero al Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica y a la Asociación Nacional de Actores.


Negrete es el joven abuelo —si se me permite decirlo así— de nuestra canción vernácula. Deja el recuerdo de un hombre desprendido y generoso. Su espontaneidad y carácter bronco —nunca pudo ocultar ese temperamento a pesar de su buena condición actoral— lo impulsaban a pelear en favor de los histriones y a defender y multiplicar sus legítimas conquistas económicas.


Hay instantes —vivencias de infancia— que uno recuerda de manera indeleble. Rodeados de comuneros y ejidatarios, veo a mi padre y a Negrete deambular por las viejas callejuelas y los entrañables patios textiles de la Magdalena Contreras. Hablan y ríen con mujeres, niños y hombres del pueblo. Jorge me lleva de la mano. Tengo, entonces, cuatro o cinco años de edad.

viernes, 3 de diciembre de 2010

¿Cosmeticos Cancun?


El planeta tiene fiebre, y los diagnósticos de su situación no son halagüeños. Esta alza en la temperatura es síntoma de que se han roto los delicados equilibrios del ecosistema global. Los efectos son indeseables. Ahí están en las décadas pasadas los incendios forestales de 1988-1989, la inesperada ola de calor que dejó en 2003 más de 30 mil muertes en Europa, los huracanes cada vez más potentes y el deterioro de arrecifes en los mares tropicales, la desaparición y reducción de especies, las sequías. Y ahí están, esperando entrar en escena, el derretimiento y desaparición de los glaciares, que son las principales fuentes de agua, las costas inundadas por la fundición de los cascos polares, la oscilación inexplicable y extrema de las temperaturas o las lluvias.

Estos fenómenos no son ya procesos naturales, sino un invento de los seres humanos. Y sin embargo, no se puede afirmar que "todos seamos culpables", humanidad o especie, como pregona la retórica superficial que domina los medios masivos y los discursos de los políticos. Los culpables tienen nombre y apellido, como mostró Tim Dickinson en la revista Rolling Stone (febrero de 2010) para el caso de Estados Unidos. Dickinson analizó las actividades de 17 personajes para evitar que el Congreso estadunidense cambiara su política sobre cambio climático. El contingente de estos asesinos del clima incluyó a funcionarios de Exxon; a la senadora Mary Landrieu; a Marc Morano, fundador de Climate Depot, asociación empeñada en negar el calentamiento global; a David Ratcliffe, presidente de Southern Company, segunda empresa de electricidad más contaminadora del país; a Rupert Murdoch, el magnate de los medios e impulsor del canal Fox; a representantes de la industria petrolera, carbonífera y gasífera, y al senador John McCain. Todos estos gastaron millones de dólares haciendo cabildeo y promoviendo reportajes periodísticos y estudios sesgados para influenciar las decisiones del congreso.

Y es que la causa principal del desequilibrio ecológico global son los mecanismos del ogro industrial que tienen como fin la acumulación, concentración y centralización de capital. Este hecho alcanza su mayor contundencia en el caso del campo, pues hoy las áreas rurales del mundo son escenarios donde se realiza la batalla entre la vida y la muerte… del planeta. Los agronegocios, basados en el modelo agroindustrial, calientan. La agroecología de los pequeños productores tradicionales, enfrían. Este dilema representa las dos opciones del mundo agrario: uno basado en la conversión de la naturaleza en un piso de fábrica para la producción especializada en medianas y grandes propiedades y utilizando todo el arsenal agroindustrial: fertilizantes y pesticidas químicos, maquinarias, petróleo y gas, y variedades genéticamente modificados incluyendo organismos transgénicos. El otro, buscando la relación recíproca con la naturaleza y sus procesos, tomando en cuenta las sabidurías locales y tradicionales, respetando la diversidad biológica y genética, utilizando energía solar, realizada en pequeña escala por familias, cooperativas y comunidades.

El calentamiento del planeta se debe no sólo a la producción industrial y al transporte. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, de 25 a 32 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global, provienen de áreas rurales: hasta 18 por ciento debido a la deforestación, principalmente en las regiones intertropicales, es decir, la conversión de bosques y selvas en áreas agrícolas y pecuarias, y hasta 14 por ciento por la agricultura y ganadería, pues ciertos cultivos y las reses generan o eructan metano, gas más dañino que el bióxido de carbono. El modelo agroindustrial contribuye de manera cuádruple al calentamiento global, porque es la principal causa de deforestación al extender los extensos monocultivos agrícolas y de pastos; aumenta la cabaña ganadera a niveles excesivos: hacia 2001 se reportaban más de mil 500 millones de reses en el mundo; utiliza petróleo y gas como fuentes casi únicas de sus prácticas, y al inducir la especialización de enormes regiones agrarias, estimula el transporte de alimentos desde largas distancias aumentando la quema de combustibles fósiles. En contraste, la práctica de la agroecología, como la agricultura orgánica y sustentable, la ganadería holística y el manejo ecológicamente certificado de bosques y selvas, fundadas en la agrodiversidad y en la búsqueda de localidades y regiones autosuficientes, que producen casi todos sus alimentos y evitan el uso de energía en su transporte, contribuyen a aminorar el calentamiento global.

La reunión de Cancún está condenada a convertirse en un escaparate gigantesco de cosmetología, si no se reconocen fenómenos como el aquí descrito y si no existen compromisos concretos de gobiernos y empresas para modificarlo. Mientras el Presidente pinta su discurso de verde, su política agroalimentaria, como la de otros gobiernos neoliberales, está en favor de los grandes propietarios agrícolas, ganaderos y forestales, de las empresas monopólicas y los consorcios alimentarios, es decir, del sector que produce alimentos emitiendo los máximos niveles de carbono. Tan sólo la renuncia oficial a la soberanía y autosuficiencia alimentarias provoca la importación de 45 por ciento de alimentos de Estados Unidos, con alto costo en transporte y energía. Esta debilidad por los agronegocios se complementa con la falta de apoyo a la agricultura orgánica, a la forestería comunitaria, a los proyectos de sustentabilidad rural (en el país existen 2 mil), a los sistemas agroforestales de café, en fin, a las formas que menos contribuyen al calentamiento global del planeta.

Hoy, cada figura gubernamental adorna su discurso e imagen de diferente manera para ocultar su falta de compromiso. El mexicano se ha hecho fotografiar inaugurando una planta de biocombustible y debajo de una enorme turbina eólica. Otros harán actos similares o diferentes de simulación. Cancún se convertirá en una fábrica universal de cosméticos que la humanidad mirará con enojo, angustia y mucha preocupación. ¿Cosméticos Cancún?.

domingo, 28 de noviembre de 2010

El Estado, la religion y el martirio de Giordano Bruno.


A los que se llama "no-creyentes", son, en realidad, los más creyentes porque creen en las ciencias, que es la creencia más creíble en que se pueda creer.
1-. El Estado y la religión

¿Significa la historia del Vaticano que tengamos que hacerle ahora a la Iglesia lo mismo que ella le hizo a muchos pueblos por tantos siglos? No.

Los defensores de las ciencias son humanistas porque benefician a todos los seres humanos, no los queman en la hoguera, ni les mienten, ni los torturan, ni los amenazan con el eterno terrorismo del infierno, ni creen que pueda haber un Dios tan monstruoso que, siendo ominipotente, omnisapiente y omnipresente, como dice la Iglesia, pueda haber permitido todas las tragedias que han martirizado a la humanidad por tantos miles de años.

No se debe culpar a la Iglesia por sus crímenes históricos. Sería como acusar a Jimmy Carter por la monstruosidad de Hiroshima o a Barack Obama por la carnicería de Vietnam.

Cada época tiene sus culpas y sus culpables. A Obama podemos acusarlo del empeoramiento de la guerra de Afganistán con el objetivo esencial de aumentar las ganancias de la industria bélica, espina dorsal del Complejo Militar-Industrial-Terrorista, y las entradas multibillonarias de quienes controlan, desde Estados Unidos, el negocio del opio y sus valiosos derivados; pero no podemos inculparlo por el incio de la guerra en ese país, ni por la invasión a Iraq, que ya ha costado más de un millón de muertes, aunque sí por mantener en ese país, padre de la civilización y la cultura, a unos 60,000 soldados para que aseguren la producción de petróleo, robada a Iraq por las compañías transnacionales que han sobornado a la Casa Blanca y el Pentágono con sumas billonarias. Es, sin la menor duda, una guerra de sangre por dinero. Lagos de sangre, montañas de dinero: una Suiza geográfica, pero guerrera.

La Iglesia católica --de hecho, casi todas las iglesias del mundo--, no realiza una labor subversiva que ponga en peligro la integridad constitucional de ningún gobierno, y por ello se debe respetar la libertad religiosa, así como la de los que quieren predicar el ateísmo, el panteísmo, el agnosticismo y cualquier otra idea física o metafísica.

Quienes creemos sólo en las ciencias no debemos temerle al poder ni a la popularidad de las iglesias.

A pesar de su auge actual, la religión se estanca en el pasado y la mentira, mientras las ciencias avanzan hacia el futuro por el sendero de la verdad comprobable; pero hay que poner el estudio de las ciencias en la vanguardia. Y hacerlo de la forma más pacífica posible, a través de la enseñanza, la cultura, la evidencia, lo indudable.

Tenemos que probarle a los que aún no lo saben que, en cuanto a lo dogmático, la Iglesia católica –y todas las demás-- está tan equivocada hoy como cuando decía que la Tierra era el centro del universo y todas las estrellas, incluyendo nuestro sol, giraban alrededor de ella, y mantenía esa opinión de una forma tan absoluta que quemaba en la hoguera a quienes no la aceptaran.

Debemos distinguir, sin embargo, entre la mentalidad reaccionaria de la Iglesia tradicional y las nuevas ideas de algunas sectas religiosas, sobre todo la Teología de la Liberación porque sigue los postulados del verdadero Jesús y los cristianos primitivos. Al plantear que se debe poner más énfasis en las víctimas del pecado que en los pecadores y que la salvación cristiana no puede darse sin la liberación política, social y económica del ser humano, la Teología de la Liberación representa una estupenda rebelión religiosa similar a la de Jesús y sus apóstoles en el Imperio Romano.

Eso no quiere decir, por supuesto, que se debe aceptar una concepción sobrenatural sobre el origen del universo y el surgimiento de la vida en este planeta. El respeto que se le debe tener, por su sensibilidad, a esa secta religiosa, no significa que haya que aceptar el concepto de un ser supremo que esté fuera de la Física. Si existiera algo fuera de nuestra Física, tendría que pertenecer a otra Física, como plantean quienes creen que existen varios universos que no se comunican entre si, lo cual es del todo posible.

Insisto, una vez más, en que si el ser humano no tiene un mínimo de conocimientos científicos que le hagan comprender que no puede haber nada fuera de la materia y que la creación del universo por un ser sobrenatural es una idea tan absurda que sólo puede aceptarse como broma, caerá, necesariamente, en la religión, no sólo porque, por lo regular, el ser humano tiene buen sentido del humor, sino porque, ante su ignorancia, la necesita.

2-. La sorpresa

¿Tiene sentido que después de 74 años de un sistema político que se basa en el materialismo científico, además del histórico, las iglesias de Rusia se hayan visto llenas después de diciembre del 91?

De acuerdo a las estadísticas de algunas fuentes a las que se les puede dar cierto crédito, las proporciones aproximadas de personas no-religiosas en algunos de los países que pertenecían a la Unión Soviética y al campo socialista europeo, son las siguientes --las personas que se declaran así es porque creen o se inclinan a creer, o suspenden el juicio esperando que algún día lo puedan creer, que no hay nada más allá de la Naturaleza, sean ateos, agnósticos, no-creyentes, etc.--:

Rusia, 36 %; Hungría, 35; Latvia, 24; Ucrania, 20; Belarús, 17; Armenia, 14; Lituania, 13; Kazajtán, 11; Albania, 8; Kyrgistán, 7; Rumanía, 5; Polonia, 1.

De acuerdo a estas estadisticas, sólo un 14% de chinos y un 7% de cubanos se declaran "no-creyentes" --debe entenderse que lo que estas dos palabras significan, en rigor, es que no creen en la mentira porque son adictos a la verdad, o sea a las ciencias, pero el significado popular que se les ha dado es todo lo contrario--.

¿Son ciertas estas cifras sobre China y Cuba? Sería una enorme sorpresa que lo fuesen.

¿Cómo se explica que en Vietnam haya un 80% de no-religiosos y en China sólo un 14%?

¿Tiene sentido que haya en varios países capitalistas mucha mayor proporción de personas "no-creyentes" (en realidad son los más creyentes porque creen en las ciencias, que es la creencia más creíble en que se pueda creer) que en los países del ex-bloque socialista, Cuba y China? Por ejemplo:

Suecia, 72 %; Dinamarca, 69; Japón, 65; Noruega, 58; Francia, 49; Alemania, 45; Inglaterra, 39.

La única explicación de esto es que las autoridades de los países socialistas han dejado el conocimiento científico, incluyendo el básico, en las universidades y escuelas superiores, y no han popularizado, a través de todos los medios de difusión masiva, los mínimos conocimientos científicos que habrían logrado que la inmensa mayoría de esos pueblos hubiese abandonado las religiones para acogerse a las ciencias.

Es muy probable, también, que se trate de una estadística errónea, al menos en cuanto a Cuba; pero, que se sepa, hasta ahora el gobierno cubano no ha desmentido esa cifra, o si lo ha hecho, lo desconozco.

Debe haber, insisto, absoluta libertad religiosa, pero es una obligación del Estado, sobre todo si es socialista, eliminar la ignorancia, y la religión ha sido, por miles de años, la más ignorante de todas las ignorancias.

La mejor forma de hacerlo es divulgando, con estudios sencillos que sean asequibles a todos o a la gran mayoría de los ciudadanos, una noción básica del conocimiento científico, sobre todo en astrofísica y genética. Quien posea esos conocimientos esenciales no debe tener dudas sobre el origen del universo –hace unos 13,900 millones de años, de acuerdo al cálculo del científico más importante del mundo actual, Stephen Hawking-- y el surgimiento de la vida orgánica en nuestro planeta, con la amiba unicelular, unos 10,400 millones de años después.

Ciertamente, es un poco más que el cálculo del obispo James Ussher, quien, basado en la genealogía de la Biblia, dijo que Dios creó el universo el domingo 23 de octubre del año 4,004 antes de Cristo, o sea hace 6,014 años, criterio aceptado por la Iglesia por más de tres siglos, que aún no ha desechado.

Para que nadie crea en cosas así, es muy importante la creación de las Escuelas Populares Científicas, que sitúen al alcance de todos los seres humanos el conocimiento de la verdad.

No hay cultura más honorable ni más evidente ni más imprescindible ni más importante que la de las ciencias.

3-. Rebelde contra la mentira

Filippo Bruno nació en Nola, región de Campania, Reino de Nápoles, en el año 1548 –se desconoce el día y el mes--. A los 17 años entró en la Orden Dominica, en el monasterio San Domenico Maggiore de Nápoles, adoptando el nombre de Giordano.

A pesar que desde muy joven mostró rebeldía de pensamiento y afición por los libros prohibidos por la Iglesia, se mantuvo o­nce años en la vida eclesiástica y en una ocasión viajó a Roma para enseñarle al papa Pío V su sistema de memoria, parecido al que hoy se conoce como mnemotecnia, que comenzó a desarrollar desde muy joven. Su sistema le permitió memorizar capítulos enteros, y hasta párrafos palabra por palabra, de los libros que leía una sola vez.

A los 28 años, Giordano renunció a sus hábitos como fraile dominico. Viajó, entonces, al puerto de Noli, en Génova, y después a Savona, Turín y Venecia. Aquí publicó su primer libro "Sobre el Cambio de los Tiempos", en los que ya expresaba, aunque en forma discreta, algunos criterios que diferían del catolicismo.

De Viena fue a Padua y Bergamo y, cruzando los Alpes, entró a Francia, pasó por Chambery y Lyon y se quedó un año en Toulouse, en cuya universidad obtuvo el doctorado en Teología y pronunció conferencias sobre filosofía. En el verano de 1581, a los 33 años de edad, llegó a París.

París no era entonces la capital mundial de la cultura como llegaría a ser un siglo y medio después. Las capitales eran, entonces, Florencia y Amsterdam y, en cierta forma, Roma, a pesar del Papa.

En París, Giordano pronunció decenas de conferencias teológicas y se hizo famoso por su memoria excepcional que algunos atribuyeron a poderes mágicos, aunque él siempre lo negó, aduciendo que era un atributo personal que nada tenía que ver con los misterios. Enrique III manifestó su admiración por los poderes memorizadores de Bruno y por varias de sus conferencias y lo ayudó en su viaje a Inglaterra, adonde llegó como protegido y huésped del embajador francés.

En Inglaterra vivio tres años y en este tiempo terminó algunas de sus obras principales: "Diálogos Italianos", "Sobre la Causa, el Principio y la Unidad", "Sobre el Universo Infinito y los Mundos", "La Expulsión de la Bestia Triunfante", "Sobre el Heroico Frenesí" y otros.

Regresó a París en 1585, creándose varios problemas al plantear sus tesis –más de cien-- contra las ciencias naturales de Aristóteles, aceptadas por la Iglesia.

Al año siguiente viajó a Alemania. Durante dos años pronunció conferencias filosóficas en la Universidad de Wittenberg.

En 1588 fue a Praga, capital entonces del Reino de Bohemia, asociado al imperio austriaco de los Hapsburgo, y fue nombrado profesor en la universidad de Helmstedt, pero tuvo que huir al ser excomulgado por los luteranos, tan fanáticos como los católicos. En este período escribió varias de sus obras: “Sobre la Magia”, “Recuento General del Vasallaje” y “Sobre la Composición de Imágenes, Signos e Ideas”.

A principios de 1591 se hallaba en Francfurt, pero en agosto, creyendo fatalmente que la Inquisición había perdido parte de su poder terrorista, regresó a Italia por invitación del patricio veneciano Giovanni Mocenigo, tratando, sin éxito, que le otorgaran la cátedra de matemáticas en la Universidad de Padua, que un año después ocupó Galileo.

No hay evidencias de que Galileo y Bruno se conocieran cuando aún el primero no había expuesto sus obras y ya el segundo había alcanzado cierta fama.

Hasta marzo de 1592, Bruno fue huésped y tutor de Mocenigo. Este infame aristócrata del incipiente capitalismo comercial traicionó a su maestro, que había tratado de enseñarle la verdad de las ciencias, entre ellas la teoría heliocéntrica de Copérnico que ya los filósofos griegos habían planteado en la Antigüedad, y sus ideas sobre el universo infinito, y lo denunció a la Inquisición el mismo día en que planeaba salir de Venecia para iniciar su regreso a Praga.

4-. La integridad de los principios

El 22 de mayo de 1592, Giordano Bruno fue arrestado por los gendarmes de la Inquisición veneciana. La acusación inicial que se le hizo fue de blasfemia y de creer en la pluralidad de los mundos. Se defendió con gran pericia alegando el carácter filosófico de sus ideas y enseñanzas, admitiendo que tenía dudas sobre algunos de los dogmas de la Iglesia.

A pesar de la crítica cautelosa que Bruno le hizo a los dogmas católicos ante el tribunal veneciano, la Inquisición Romana, controlada directamente por el Papa Clemente VIII, ordenó su traslado a Roma, en febrero de 1593.

Entre sus muchas ideas astronómicas que pugnaban con la Iglesia, Bruno fue más allá de Copérnico y planteó que el sol no era nada más que uno de los tantos cuerpos celestes del universo y que las estrellas eran idénticas a él.

Bruno fue encerrado en la Torre de Nona durante siete años. Ante el terror y el abuso extremo, fortaleció su posición y reafirmó con más fuerzas sus ideas científicas.

En el extenso juicio que se le siguió, las acusaciones principales de la Iglesia fueron las siguientes:

A-. Mantener opiniones contrarias a la fe católica y hablar en contra de ella y de sus ministros.

B-. Mantener opiniones erróneas sobre la Trinidad, la divinidad de Jesucristo y la Incarnación.

C-. Mantener opiniones erróneas sobre Jesucristo.

D-. Mantener opiniones erróneas sobre la misa y la Transubstanciación.

E-. Mantener que hay muchos mundos eternos.

F-. Creer que las almas humanas pueden reencarnar en los animales.

G-. Practicar la magia y la adivinación.

H-. Negar la virginidad de María.

Aunque el tribunal no lo inculpó por defender la teoría heliocéntrica, enfrentándose a la opinión de la Iglesia de que la Tierra es el centro del universo y todos los cuerpos celestes dan vueltas alrededor de ella, se daba por sentado que ésa era una de las causas principales de la Iglesia contra él.

Su juicio fue controlado por el Cardenal Inquisidor Roberto Belarmino, el mismo que tres décadas después obligó a Galileo a abjurar de sus ideas y lo mantuvo preso en su hogar los últimos siete años de su vida.

Bruno estuvo de acuerdo en renunciar a algunas de sus ideas, pero no a que en el universo existen pluralidad de mundos. Belarmino exigió que tenía que abjurar a todas y cada una de sus ideas que no estuviesen de acuerdo integralmente con el dogma católico. Bruno se negó.

Las torturas que debe haber sufrido en esos siete años para que abjurara de todas sus ideas hubieran horrorizado a los monstruos de Abú Ghraib.

Para no morir en la más terrible de todas las muertes, la de ser quemado vivo, Bruno acudió al papa Clemente VIII para que le permitiera hacer una renuncia parcial de sus ideas.

El Papa le exigió una abjuración absoluta e incondicional … algo que nos recuerda la actitud de Truman, tres siglos y medio después, cuando le exigió la rendición a Japón, usando las mismas palabras de Clemente VIII, para obligar al gobierno de Tokío a no aceptar tan insolente ultimatum y, entonces, arrojar las bombas en Hiroshima y Nagasaki, las que, de todas formas, había decidido lanzar.

La Inquisición lo encontró culpable de herejía y lo condenó a morir en la hoguera. Bruno se puso de pie para oír su sentencia y mirando, fijamente, a sus jueces, con palabra serena les dijo:

--Tal vez ustedes pronuncien esta sentencia con más temor del que yo siento al recibirla.

Giordano Bruno fue quemado en la hoguera, en el Campo de Fiori, al centro de Roma, el 17 de febrero del año 1600.

Sus cenizas fueron lanzadas al Tíber, pero su obra y el ejemplo magistral de su heroica vida se mantendrán en la memoria de todas las personas justas del mundo.

jueves, 25 de noviembre de 2010

La industria de seguros de salud contra Michael Moore.


Michael Moore, ganador del premio Oscar al mejor realizador de documentales, hace excelentes películas, pero en general no se las considera películas de suspenso o que generen la sensación de estar “al borde del acantilado”. Todo esto podría cambiar a partir de que una denuncia realizada por un informante al noticiero de “Democracy Now!” revelara que ejecutivos de compañías de seguros de salud pensaron que tal vez sería necesario poner en marcha un plan para “tirar a Moore por el acantilado.”

El informante era Wendell Potter, ex portavoz principal del gigante de seguros de salud Cigna. Potter mencionó una reunión de estrategia industrial en la que se trató el tema de cómo responder al documental “Sicko” de Moore del año 2007, película que critica la industria de seguros de salud de Estados Unidos. Potter me dijo que no estaba seguro de la gravedad de la amenaza pero agregó en tono inquietante: “Aunque no pensaran hacerlo literalmente, para ser honesto, cuando empecé a hacer lo que estoy haciendo, temí por mi propia salud y bienestar, quizás fue sólo paranoia, pero estas compañías juegan a ganar.”

Moore ganó un Oscar en el año 2002 por su película sobre la violencia armada titulada “Bowling for Columbine: Un país en armas.” Luego hizo “Fahrenheit 9/11,” un documental sobre la presidencia de George W. Bush que se transformó en el documental con mayor recaudación en la historia de Estados Unidos. Por lo tanto, cuando Moore le dijo a un periodista que su próxima película sería sobre el sistema de salud estadounidense, la industria de seguros de salud tomó nota.

La asociación comercial Planes de Seguro de Salud de Estados Unidos (AHIP por sus siglas en inglés), principal grupo de presión de las compañías de seguro de salud con fines de lucro, tuvo un enviado secreto en el estreno mundial de “Sicko” en el Festival de Cannes, en Francia. El agente salió rápidamente del estreno y fue a una llamada en teleconferencia con ejecutivos de la industria, entre ellos Potter.

“Teníamos mucho miedo” dijo Potter, “y nos dimos cuenta de que íbamos a tener que desarrollar una campaña muy sofisticada y costosa para que la gente rechazara la idea de la cobertura de salud universal. Temíamos que esto realmente despertara a la opinión pública. Nuestras encuestadoras nos decían que la mayoría de las personas estaba a favor de una intervención del gobierno en el sistema de salud mucho mayor”.

AHIP contrató una compañía de relaciones públicas, APCO Worldwide, fundada por el poderoso estudio de abogados Arnold & Porter, para que coordinara la respuesta. APCO formó el falso movimiento de base de consumidores “Health Care America” para contrarrestar la popularidad que se esperaba iba a tener “Sicko”, la película de Moore, y para generar el miedo al llamado “sistema de salud dirigido por el gobierno.”

En su reciente libro "Deadly Spin: An Insurance Company Insider Speaks Out on How Corporate PR is Killing Health Care and Deceiving Americans” (Giro mortal: un informante explica cómo las relaciones públicas de las empresas de seguros están acabando con el sistema de salud y engañando a los estadounidenses) Potter escribe que se encontró “con una película muy conmovedora y muy eficaz a la hora de condenar las prácticas de las compañías privadas de seguros de salud. Varias veces tuve que hacer un esfuerzo para contener las lágrimas. Moore lo había entendido bien. ”

La industria de seguros anunció que su campaña contra “Sicko” había sido un rotundo éxito. Potter escribió: “AHIP y APCO Worldwide lograron introducir sus argumentos en la mayoría de los artículos sobre la película cuando ningún periodista había investigado lo suficiente como para descubrir que las aseguradoras habían aportado la mayor cantidad de fondos para la creación de Health Care America. De hecho, todos, desde la cadena de noticias CNN hasta el periódico USA Today, se refirieron a Health Care America como si se tratara de un grupo legítimo.

El periódico New York Times publicó un artículo, una especie de reseña de “Sicko”, en la que se citaba al portavoz de Health Care America diciendo que esto representaba un paso hacia el socialismo. Ni ese periodista, ni ningún otro que haya visto, intentaron hacer público que, de hecho, ese movimiento era financiado en gran medida por la industria de seguros.

Moore dijo que Potter era el “Daniel Ellsberg del Estados Unidos corporativo”, en referencia al famoso informante del Pentágono cuyas revelaciones ayudaron a poner fin a la guerra de Vietnam. La valiente postura adoptada por Potter generó un impacto en el debate, pero la industria de seguros, los hospitales y la Asociación Médica Estadounidense continúan debilitando los elementos del plan que amenaza sus ganancias.

Un estudio reciente de la Facultad de Medicina de Harvard establece que casi cuarenta y cinco mil estadounidenses mueren por año (lo que representa uno cada doce minutos) principalmente porque no tienen seguro de salud. Pero para el grupo de presión de las aseguradoras, la única tragedia sería la posibilidad de una verdadera reforma del sistema de salud. En el año 2009, las compañías de seguros de salud más grandes del país destinaron más de ochenta y seis millones de dólares a la Cámara de Comercio de Estados Unidos para que ésta se opusiera a la reforma del sistema de salud. Este año, las cinco aseguradoras más grandes del país aportaron una suma de dinero tres veces mayor tanto a candidatos republicanos como a demócratas con la intención de hacer retroceder aún más la reforma de la industria de seguros. El representante demócrata por Nueva York Anthony Weiner, defensor del sistema de salud de pagador único, declaró en el Congreso que “el Partido Republicano es una subsidiaria que pertenece por completo a la industria de seguros.”

“Probablemente estarán a favor de la retórica de las compañías de seguros cuando afirman que necesitamos tener más ‘soluciones basadas en el mercado’ (como ellos las llaman) y menos regulaciones, que sin duda son el tipo de cosas que los republicanos van a tratar de conseguir, porque regulaciones es lo que no quieren las compañías de seguros”, dijo Potter.

La industria de seguros de salud no está desperdiciando su dinero. Moore dijo: “En este informe de estrategia compilado por las compañías de seguro acerca del daño que ‘Sicko’ podría ocasionar, hay una línea que básicamente dice que en el peor de los casos ‘Sicko’ podría desatar un levantamiento populista contra las compañías de seguros. Las compañías en 2006 y 2007 ya sabían que los estadounidenses estaban hartos de las compañías de seguros con fines de lucro y que un día, el pueblo podría levantarse y decir ‘Esto se terminó. ¡Este es un sistema enfermo: permitimos que las empresas lucren a nuestra costa cuando nos enfermamos!”

Eso es estar enfermo de verdad

domingo, 21 de noviembre de 2010

Y hablando de Revolucionarios.


La ciudad de México, además de ser uno de los escenarios más emblemáticos del movimiento armado que celebramos el día de ayer, también ha acogido en sus calles a numerosos revolucionarios que han planeado sus estrategias en nuestros cafés, han dormido en nuestros hoteles e incluso ha pasado algunas temporadas a la sombra en los centros de detención que antaño mantenía el gobierno en diversas colonias.

La estación o cárcel migratoria que durante muchos años operó en la calle de Miguel Schultz, en el corazón de la colonia San Rafael, es para muchos uno de esos extraños sitios que el tiempo olvidó, o bien, que las instancias públicas se encargaron de enterrar en el sótano de los recuerdos.

Aunque nunca ocurrieron tragedias o escándalos en ese lugar, muchos expertos consideran que en este sitio iban a parar, además de extranjeros con actividades políticas poco claras, los personajes incómodos para el Estado, a quienes se les daba un trato especial, que a veces hasta rayaba en la cordialidad.

Ubicada en lo que hoy es la escuela primaria Luz Oliveros, la cárcel se hizo célebre por haber alojado a mediados de los años 50 a dos pájaros de cuenta que andaban causando borlotes y repartiendo propaganda en toda Latinoamérica, dirigida a lograr una posible revolución en la cercana isla de Cuba.

¿Quiénes eran? El más joven, un menudo joven con problemas de asma que respondía al nombre de Ernesto Guevara, años más tarde conocido como El Che; y el segundo, un fornido militante de las ideas marxistas, cuyo nombre y foto ya formaban parte de los expedientes de seguimiento de la Agencia Central de Inteligencia Norteamericana, llamado Fidel Castro. Durante 57 días, ambos personajes vivieron de manera forzada en la colonia San Rafael, conviviendo con los guardias y otros internos, además de ultimar los detalles del plan para lanzar un ataque sorpresa en la isla, mismo al que semanas antes habían dado forma, durante un desayuno en el conocido Café La Habana, de avenida Bucareli (se dice que ambos se sentaron en una mesa junto al ventanal y que pidieron varias tazas de café con leche, atmósfera que este columnista ha querido recrear en el mismo lugar mientras escribe estas líneas).

Sobre la estación de Miguel Schultz sólo quedan algunos recuerdos dispersos.

Se dice que contaba con tres áreas de dormitorios con por lo menos media docena de literas en cada una, así como un comedor improvisado, cuarto de recreo para los guardias, oficina y algunos espacios misteriosos para interrogatorios.

Después de medio día, se permitía a los internos recorrer el patio y hasta acercarse a la reja para mirar la calle y a los transeúntes. No faltaba el que hiciera encargos de cigarros u otros productos a algún buen samaritano, arriesgándose a que el mismo jamás retornara.

Se dice que en ese lugar aguardaban también numerosos extranjeros que habían solicitado refugio al gobierno mexicano o habían participado de actos políticos poco apreciados por el régimen y que esperaban pacientemente un veredicto.

Curiosamente El Che Guevara hizo famosa a la calle donde estaba ubicada la cárcel en una de las muchas cartas dirigidas a sus padres.

En la escrita el 6 de julio de 1956 puede leerse:

Queridos viejos: Recibí tu carta (papá) aquí en mi nueva y delicada mansión de Miguel Schultz. Para que tengas una idea historiaré el caso. Hace un tiempo, un joven líder cubano me invitó a ingresar a su movimiento de liberación armada de su tierra, y yo, por supuesto, acepté.

Dedicado a la ocupación de preparar físicamente a la muchachada que algún día debe poner los pies en Cuba, pasé los últimos meses manteniéndolos con la mentira de mi cargo de profesor. El 21 de junio, cayó preso Fidel con un grupo de compañeros y en la casa figuraba la dirección donde estábamos nosotros, de manera que caímos todos en la redada. Yo tenía mis documentos que me acreditaban como estudiante de ruso, lo que fue suficiente para que se me considerara eslabón importante en la organización.

Curiosamente, en pleno sexenio de Ruiz Cortines, el salvador de aquellos revolucionarios que estaban a punto de ser deportados, fue el mismísimo Lázaro Cárdenas, quien intercedió por los revolucionarios a quienes describió como “sólo un par de jóvenes intelectuales”. El resto es historia.

sábado, 20 de noviembre de 2010

La invencion de la Adelita.



La idealización de esa mujer joven, bella, sumisa, motivo de mitos y canciones ha ocasionado el olvido de las mujeres que contribuyeron al movimiento revolucionario con su trabajo, con sus ideas, con propuestas tan avanzadas en su tiempo como la de establecer el voto femenino en México.
En este 2010, año de conmemoraciones del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución mexicana, las mujeres independentistas han alcanzado una visibilidad mucho mayor que las vinculadas con la Revolución mexicana. Leona Vicario, la Corregidora Josefa Ortiz y la Güera Rodríguez se han convertido en personajes de novelas, obras de teatro, series de televisión y películas, además de ser materia de obras históricas. Las mujeres de la Revolución mexicana, en cambio, han interesado menos a editores, escritores, historiadores y guionistas y, en general, permanecen en el olvido.

La atención a Leona Vicario y Josefa Ortiz de Domínguez no es novedosa; ambas se constituyeron como heroínas hace un siglo durante las Fiestas del Centenario de 1910, organizadas por el gobierno de Porfirio Díaz. En ese año, Genaro García publicó una biografía sobre Vicario en la que el cronista, bibliógrafo y defensor de los derechos individuales de las mujeres, hace gala de un rigor documental poco frecuente en la biografías de héroes y heroínas. Los rituales de la memoria que se llevaron a cabo en aquel 1910 incluyeron la colocación de una placa conmemorativa en la casa donde falleció doña Leona y la celebración de una ceremonia cívica en una escuela primaria que llevaba su nombre. También se develó una estatua de Josefa Ortiz y se inauguró una escuela de Artes y Oficios con el nombre de la esposa del Corregidor Domínguez. Por su parte, la Güera Rodríguez se incorporó al elenco de las mujeres célebres de la Independencia casi medio siglo después, a partir de la biografía novelada que Artemio de Valle Arizpe le dedicó, en 1949, a la adinerada partidaria de Miguel Hidalgo y amante de Agustín de Iturbide.

Salvo excepciones como la serie televisiva Revolucionarias, dirigida por Ana Cruz (que se estrena hoy, sábado 20 de noviembre, por la noche en Canal 22); la estatua de Leonor Villegas de Magnón, fundadora de la Cruz Blanca Constitucionalista, develada en el pasado mes de junio en Nuevo Laredo, Tamaulipas; o la serie radiofónica Miradas de género a la Revolución mexicana, transmitida por las frecuencias del IMER y Radio 2010, que me permitió conversar con Yuriria Contreras, ha prevalecido el desdén de editores, historiadores, escritores y guionistas hacia el protagonismo múltiple, diverso y altamente significativo de las mujeres en la Revolución mexicana. Si acaso, se ha prestado cierta atención a Carmen Serdán, un icono de de la historia oficial.

¿A qué se debe el persistente desdén de las mujeres que contribuyeron al movimiento revolucionario? Una parte de la respuesta radica en el enorme peso de la mítica Adelita en la memoria de la Revolución mexicana, cuya idealización y omnipresencia es la razón central de la casi total invisibilidad de las mujeres revolucionarias. Cuando me refiero a la mítica Adelita no quiero desestimar la importancia de las mujeres rurales que se hicieron cargo de la infraestructura de los ejércitos combatientes en la Revolución —zapatista, villista, federal, etcétera. Nada más alejado de mi intención que menospreciar la contribución de estas mujeres rurales, sino mi argumento es que esa idealización de una Adelita joven, sexualmente atractiva y sumisa, es una suerte de “tradición inventada”, a la manera de Eric Hobsbawm, que corresponde a un estereotipo de género que tomó fuerza en los años treinta y cuarenta. Creo que estamos ante uno de los tropos culturales que llevó a invisibilizar a las mujeres de diversas posiciones sociales, regiones y filiaciones políticas que participaron como propagandistas, espías, mensajeras, redactoras o enfermeras en la guerra. Dentro de una lógica de género la Adelita operó como un complemento binario al revolucionario estereotípico, al revolucionario valiente, de una pieza, con poder militar, político y poseedor de alguna ideología que se impuso en la memoria de la Revolución mexicana. A diferencia de Madero, Zapata, Carranza, Villa o tantos revolucionarios locales conocidos por nombre y apellido y por sus hazañas militares y políticas, la Adelita es anónima, no tiene apellido, ubicación regional, ni filiación política. Puede colocarse en cualquier momento histórico, en cualquier facción; siendo muy femenina es adaptable a cualquier narrativa revolucionaria.
La Adelita surgió como tema de interés periodístico en los años treinta, cuando se instauró la moda de que las jovencitas se disfrazaran de Adelitas en los desfiles del 20 de noviembre. Con su acostumbrada ironía, Carlos Monsiváis observó en el prólogo al libro Género, poder y política en el México posrevolucionario (FCE, 2009): “Corrieron miles o decenas de miles de versiones sobre la identidad de la verdadera Adelita, y, durante una etapa, no había mexicano o mexicana que se respetara carente de un testimonio personal o familiar de Adelita: ‘Era una señora que vivía enfrente de la casa de mi mamá’. Aparecieron muchas notas de prensa, así como folletos, y hasta libros para demostrar que Adelita —la verdadera— era de Chihuahua, Durango, Laredo, o de cualquier otro sito. Como tema del cine mexicano, la influencia de Adelita en el imaginario cultural del siglo XX fue aún mayor”.

Una de las intervenciones periodísticas más notables fue la del abogado socialista, frecuente colaborador de la prensa en el periodo cardenista y secretario de Gobierno del estado de Durango, Baltasar Dromundo, quien dedicó todo un libro a tema para concluir que la Adelita era… ¡la novia de México!

Centrar la atención en un personaje abstracto, en una idealización de esta naturaleza, no hizo sino dejar en el olvido a los personajes históricos concretos, cuyos testimonios en gran parte se perdieron.

Es necesario navegar a contracorriente de la Adelita para escribir una historia que coloque a las mujeres en el centro del escenario histórico y se ocupe de personajes tan significativos como Buenaventura García viuda de Colima, ruda espía y mensajera zapatista que fue capaz de resistir las presiones del ejército constitucionalista de Pablo González; o Hemila Galindo, quien presentó al Congreso Constituyente de 1916-17 una propuesta para establecer el voto femenino en México. O Elena Arizmendi, maderista, quien encaró un feroz conflicto con la Cruz Blanca Neutral, asociación de socorro medico filantrópico que ella había formado para atender a los heridos de guerra que se encontraban abandonados a su suerte ante la inmovibilidad de la porfirista Cruz Roja Mexicana. Ninguna de las tres mujeres mencionadas a vuelapluma y a manera de ejemplo reúne los rasgos de juventud, sumisión, belleza complaciente y ausencia de compromiso político característicos de la Adelita, y precisamente por eso, sus historias y contribuciones a la sociedad y cultura revolucionarias merecen conocerse ampliamente, como también vale la pena investigar y dar a conocer las historias de muchísimas más mujeres que tomaron parte en la Revolución mexicana y que en este Centenario permanecen en la invisibilidad.

martes, 16 de noviembre de 2010

El anarquismo subyacente de Garcia-Berlanga.


Acaba de fallecer, Luis García Berlanga Martí (Valencia, 12 de junio de 1921), el más extraordinario de los realizadores hispanos después de Luis Buñuel, y autor de una obra que brilló con especial intensidad en los años más oscuro de la tiranía franquista, tiempo en el que dirigió películas insuperables, de una carga subversiva tan auténtica como soterrada…Paradójicamente, luego, ya sin problemas de censura, su cine bajó hasta el extremo de la decepción, películas como Todos a la cárcel parecía filmada por un cineasta que no le llegaba al calcetín al autor de El verdugo o Plácido…Casi se podía hablar de dos Berlanga, uno anarquista que se decía conservador (un categoría en la que entran muchos genios del arte y la literatura, y que habría que interpretar en su justo sentido), y el otro, un conservador que parecía perdido en los nuevos tiempos.

Como tantos y tanto hijos de “rojos” que trataron de “limpiar” el nombre de sus padres, y liberarlos en lo posible de liberarlos de las mayores penalidades, Luis Garía Barlanga estuvo alistado en la División Azul intentando hacer méritos suficientes para tratar de salvar la vida de su padre, un republicano condenado, y que ha sido definido como un “anarquista conservador”, y también como “un valenciano barroco, fallero, misógino, anarquista desconfiado de cualquier movimiento colectivo, provocador e independiente” (Diego Galán). En otro lugar se le tacha de individualista solidario, conformista rebelde, temerario timorato y cofundador del Partido Anarquista Burgués Independiente, siglas acuñadas con ironía por su amigo Bardem...

Resulta bastante difícil caracterizar de “anarquistas” cualquiera de su personajes, incluyendo lo que aceptan este concepto como pueden ser el del libertario desencantado (Manuel Alexandre) o el del anarconudista (Juan Diego), o el de Michael de Assantes (Michel Piccoli), personaje lejanamente inspirado en un verdadero surrealista y libertino llamado Pierre Moliner, los tres pertenecientes a su última película, París-Tombuctú (1999), una suerte de “testamento”, ciertamente malogrado del que se salvan algunos apuntes, los suficiente como para añorar el Berlanga en blanco y negro, cuando se movía en farsas con un lenguaje metafórico que entroncaba gloriosamente con la tradición del esperpento.

Quizás se pueda apreciar también alguna pista de signo libertario en su aportación sobre la guerra civil, La vaquilla (1985), cuyo guión había escrito 25 años antes, pero que el franquismo no le permitió trasladar a la pantalla. Esto a pesar de su pretensión de hacer una película “que desacralizase la Guerra civil, donde no hubiera culpables sino víctimas”, verdadera cuadratura del círculo. Cuando la hizo no dudó en definirla como una “visión básicamente libertaria” pero que provoca más indignación que otra cosa; los franquistas no fueron unos meros carcamales, al menos no más que los nazis...Algo no muy diferente se podría decir de Todos a la cárcel, cuyas intenciones de denuncia quedaban malogradas por la falta de credibilidad de los personajes, y cuyo sentido absurdo adquiría caracteres patéticos cuando, pro ejemplo, convertía en presos de toda la vida a un comunista y…!un hedillista¡, un detalle sacado de una manga que quedaba más lejos de la realidad que su añorado imperios austro-húngaro.

Para encontrar alguna pista de un cierto anarquismo hay que remontarse a sus obras maestras, a lo que de alguna manera podíamos llamar benévolamente anarquismo pasivo de algunos de los personajes más característicos del pueblo llano de Calabug (1956), y en el pacifismo antinuclear del entrañable sabio, claramente insumiso, George Serra encarnado magistralmente por Edmund Gwenn, o en la mala uva de El verdugo (1963), una obra maestra absoluta, sin lugar a dudas, el mayor alegato que el cine ha hecho contra el franquismo, y de la pena de muerte (y delante de las barbas del gran verdugo, justo coincidiendo con la ejecución del resistente comunista Julián Grimau). La película se coló literalmente, engañando a la burda censura franquista lo que provocó las iras justificadas del Caudillo que para sorpresa de su director dijo “Berlanga no es comunista” como le decían. No dijo que era un “anarquista”, sino que era “mucho peor, es un mal español”, pronunciando involuntariamente así. El que seguramente sería el mejor elogio posible.

Después de esta bofetada al régimen, Berlanga ya no pudo trabajar más en España hasta después de la muerte más deseada que conocieran los siglos. Cuando comenzó a hacerlo, Berlanga ya no era el mismo aunque, evidentemente, no le faltaron detalles.

Habría que olvidarse de toda la parafernalia de los homenajes, y llevar a los colegios y a las entidades educativas todas sus películas de los años cincuenta, y explicar que había detrás de aquellas historias de personajes llenos de vida y humanidad, de gente del pueblo vencido pero no colonizado.

También podríamos aprovechar el evento para alegrarnos la vida unos cuantos días revisando y viendo por primera vez odas aquellas películas, y descubrir algo que merece ser estudiado, a saber, que el mejor cine antifranquista se llevó a cabo bajo el franquismo, y lo hizo un anarquista sin adjetivo, un anarquista que ni siquiera sabía que lo era.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Decalogo para una radio posible.


No estamos seguros de que la radio, tal y como la conocemos, sobreviva 10 años más. Quizá si, tratándose de nuestro país, y eso no sería buena noticia porque implicaría que el sector seguiría en el estancamiento. En todo caso no hay mayor ventana de oportunidad para hacer el ridículo que el alquilarse de profeta. Aún así, no es aventurado proyectar las mutaciones aceleradas de la era digital para advertir que los horizontes de la convergencia multimedia dan para pensar y esperar casi cualquier cosa en el corto y mediano plazo.

2010 es el primer año en que las ventas de libros electrónicos superan a las ediciones de imprenta. Está tendencia es similar a la de la adquisición de música vía descarga sobre la de discos compactos. Podcast, streaming, on demand, son dispositivos que desafían y obligan a replantear los conceptos de programación, perfil, producción e imagen sonora en la actividad radiofónica; sin embargo la necesidad de la inmediatez en la información, o la conversación sobre lo actual, así como el diálogo de la audiencia con un programador mientras se vive en tránsito, no parecen estar bajo amenaza de caducidad.

La configuración del mercado, las herramientas y las dinámicas de producción, podrán variar enormemente, pero las leyes de la acústica no tienen upgrades y para escuchar audio sigue sin hacer falta ver pantalla. El talento y oficio siempre serán la piedra de toque de una buena radio. Conocer la tradición es la manera más segura de proponer innovaciones sin fracasar. La marginalidad en un medio masivo es la zona de penumbra en la que no se sabe si una idea resultó genial o simplemente excéntrica, generalmente es lo segundo.

Estamos en la encrucijada de una radio que la red ha vuelto horizontal y que permite que con una conexión de banda ancha, una computadora y un micrófono cualquiera puedan hacer una estación; mientras, los grandes consorcios se pelean la administración del espectro y los presupuestos de la publicidad.

Un decálogo es un conjunto de razones, argumentos o reglas, no un conjunto de leyes; de ser así lo correcto sería nombrarlo decánomo. La diferencia es que las leyes naturales o jurídicas deben cumplirse siempre, mientras que las reglas son contextuales. La violación de una ley natural es imposible y la transgresión de una regla a menudo es fuente de error y por lo tanto de información; menos frecuentemente es fuente de hallazgos e innovación. Las excepciones a menudo confirman las reglas y la repetición de un error es negligencia.

Va pues un decálogo, o la guía mínima para sobrevivir al apocalipsis de la convergencia multimedia.

1.- Detrás de un gran conductor hay un gran productor. El productor debe ser la autoridad en un equipo que hace radio. Es el autor. Debe tener la idea, la experiencia, el liderazgo, los reflejos y el oído para darle ritmo y contenido a la emisión. Es el representante del auditorio y el evaluador en caliente. Debe coordinar y subordinar a los otros talentos, sobre todo al conductor, la estrella. Mucho del malestar en la radio actual se debe a que el protagonista al micrófono se convierte también en el director, el autor, la autoridad. L@s cretin@s, tiranetas, sabelotodos y mesías que abundan en el cuadrante se deben a la falta de contrapeso en la figura de un productor autorizado. Y esto se manifiesta independientemente de sus coordenadas en el espectro socio político. Es decir que el productor es una figura paterna y materna, el director de la voz, que por una parte alimenta con guión, invitados, ideas, enlaces, materiales y elementos sonoros al conductor y por otra matiza, contiene, limita o de plano ubica al conductor.

2.- Saber qué voz se necesita. Un conductor no es un locutor y el locutor es un actor. Es mas fácil educar la voz de alguien culto e inteligente que cultivar a una voz con cabeza hueca.

3.- El guión, fundamental. Redactar bien para la radio, escribir historias, notas, promos, cápsulas y reportajes es tan importante como alguien que hable bien al micrófono. Un buen escritor o un buen dramaturgo no son necesariamente buenos guionistas, ni un guionista de televisión o cine lo es necesariamente de la radio. El lenguaje radiofónico tiene sus especificidades. El guionista deberá además aprender a dirigir voces. Antes que nadie las oyó en el teclado. El debe de saber que voz quiere escuchar.

4.- Cuidado con la dictadura de las audiencias como con la sordera hacia ellas. Nunca serán homogéneas y deberás apostar por segmentos. Quedar bien con todos es quedar bien con nadie. No convoques a la participación si no sabes que hacer con ella, no invites a preguntar si no vas a responder. Pero nunca ignores los mensajes espontáneos e inteligentes, ni hagas caso omiso a las tendencias coincidentes en los mensajes. Si muchos te dicen algo en el mismo sentido es por algo. El oyente actual difícilmente se queda más de 7 minutos en la misma estación. Lo que el conductor percibe como 15 minutos, son 30 para el productor y 60 para el escucha.

5.- Que el amor a tus ideas no te deje sordo. Reinventa la radio, sus formatos y géneros; pero en la creación y diseño de un concepto, nunca olvides el resultado final al aire. La originalidad del concepto o la sofisticación del proceso no son valores en sí, sino medios subordinados a la eficacia radiofónica: nunca hagas mas ruido que nueces.

6.- No olvides lo insustituible de la radio. En medio de la convergencia y el avasallamiento de la imagen y aún después del apagón analógico la comunicación en directo del audio tiene características únicas: movilidad, inmediatez, oralidad, conversación, compañía, imaginación, intimidad, entre otras, y perfecciona el uso de esos poderes.

7.- No todo es radiable. La radio no es el aula, no es el libro, no es la conferencia, no es el consultorio, no es la terapia, ni siquiera la sala de conciertos. No sustituye las otras experiencias. Es un acercamiento a ellas. No todo es adaptable a radio. Un gran científico puede ser un pésimo divulgador de la ciencia en radio, un gran melómano o crítico musical puede ser muy mal programador de música.

8.- Converge: sin Internet estás frito. Aprender a interactuar con Internet y usar las redes sociales. Sube contenidos, descargas, amplifica discusiones. Estudia su configuración, te darán mucha información sobre tu auditorio.

9.- Revitaliza los géneros clásicos. El documental radiofónico y el radiodrama son dos grandes ejemplos. Su poder persuasivo, informativo y de entretenimiento no está explotado. Utilízalos sin nostalgia, piensa en temas actuales. Sueña con un HBO y Discovery en la radio.

10.- No vendas basura. No siempre es posible evitarlo; pero haz el intento enserio. Si vendes basura, que sea en los espacios publicitarios. Vende publicidad y no contenido; si no puedes evitar vender contenido que sea contenido y no basura.

lunes, 8 de noviembre de 2010

A Sakineh Mohammadi y El Gran Nayem (De un pajaro las dos alas).


MUJERES QUE CAMINAN
Hola Sakineh; ayer te soñé alegre y ligera como un ave, franca... fue
un sueño, sólo un sueño lo sé... y me pregunté, cuál será el tono de
tu voz lo más humano que existe. Me gustaría oírte, conversar, que
pudieras dirigirte a nosotr@s... El sueño caprichoso siguió su cauce,
quiso saber más se preguntó, cómo será la idiosincrasia de quién así
aprendió a volar. Y, ya despierta, sigo hablando contigo a través del
viento y descubro la vida del brillo de tus ojos, emocionada de
conocerte pese a las circunstancias sigo fiel al interrogatorio de mis
sueños, qué temperatura tomaría el encuentro de los abrazos pese a la
frialdad de las instituciones que lo rodean? Tu historia Sakineh
Mohammadi revierte enriquecida por la acción dramática que rompe los
cristales de la asfixia; de vivir con ella venías a vivir con todos
vas, vienes.

Un eco en el camino se enfrenta al desafío de tu comunidad, queriendo
rescatar tu vida, su luz; desgarra tu grito el viento. Grito de amor
por la vida, por tus hijos, por nosotras que nos queremos tanto...
hace añicos las urnas de cristal; donde los mandatarios portavoces del
fanatismo religioso tienen encerrados los pueblos. Es sed de una
justicia que refleje la libertad de los desheredados por encima de
todas las cosas, lo que arrastra y motiva a expandir cristales contra
siniestros simbolismos, normas hechas ley.

Derecho a vivir sobre utopías alimenta nuestra esperanza.
La inflación su religión, no es más que un truco para desposeernos de
lo poco que nos dejan. Crisis económica en el mundo no es sino
ausencia de valores humanos instaurados en los poderes fácticos;
asfixia los pueblos y, en vez de quererlos los deshereda, los mata a
través de mil mañas y pretextos, mientras el hambre y la muerte la
desesperanza crece entre sus manos ensangrentadas.
Cuanto más consciente soy de tu fuerza, más siento como gana ese
minuto a minuto la batalla consiguiendo que el mundo los vea como son:
asesinos amorales. Tu condena a la muerte Sakineh patentiza nuestra
condición de esclavos.

Mientras te rescatamos como hermana y compañera, tu te evades de las
sucias lenguas de los mandatarios; sus farsas y criminales leyes de
sus mentes corruptas, de sus violaciones... y te eleva por encima de
todos estos seres podridos y te acercas a los tuyos lúcida, hermosa,
por encima de las calaveras de tus verdugos camina la esperanza de
tod@s; y tu cuerpo renace entre flores de azafrán, para que tus hijos
te sigan queriendo viendo eternamente: siembren, recojan, y sigan
sembrando cantado a las flores que de ti brotan, de tu boca, de tu
vientre semilla de viento; primavera verde, Álamo de Otoño. Y, tus
hijos unidos a la vida (¿Si somos libres al nacer, si de verdad somos
libres, porqué morimos esclavos?) hace eco su amor en nosotros...
asesinos, asesinos, asesinos!

Sakineh Mohammadi, ha pasado del apedreamiento hasta la muerte a ser
condenada a la horca; su ejecución puede ser cualquier miércoles de
Noviembre, cualquier miércoles, de fin de año del 2010. ¿Recibirán
igual trato sus hijos por las autoridades iranís si denuncian el caso
ante el mundo por amor a su madre?
Tras Sakineh, serán lapidadas alrededor de un centenar más de
mujeres... Todas aguardan la muerte, la noche más larga, la muerte más
negra. Camino, piedra, camino. Mujeres que caminan: Sakineh Mohammadi,
Aminatu Haidar...
No hundas los hombros, no es tiempo de celebraciones, veo gente “con
derecho” a nada.

Dijo el Mexicano Juárez: El respeto al derecho ajeno es la paz
Son muchos los pueblos a los que se ha profanado el respeto y amor a
su cultura, a la memoria de sus antepasados...
Al pueblo saharaui se le ha deshonrado por parte del Estado Español y
el Gobierno de Marruecos como poderes invasores, colonialistas.
Muchos son los lazos desde hace años, que me han unido con el pueblo
saharaui: Como persona, como presidenta de una asociación
culturalmente de Amistad Internacional con los Pueblos... su histórica
lucha, y esa aportación al mundo; esa nueva luz de mujer saharaui, de
Aminatu Haidar.

Decir que Marruecos es un régimen feudal Teocrático en siglo XXI como
lo es la monarquía que reina sobre el E. Español, no haríamos sino
reafirmar una evidencia histórica.
Hassan II, como su hijo Mohamed VI, descendiente, directamente del
profeta MAHOMA, por su obra y por su gracia. Y el Rey J. Carlos de la
dinastía borbónica francesa por la gracia “de nuestra Sra.” de
Lourdes. Ambos países, de los reyes más nefastos que ha habido en la
historia humana.
El de Marruecos; su poder, se considera obtenido directamente de ALÁ:
Máxima autoridad religiosa- Máxima autoridad militar- Máxima autoridad
política, en la cual confluyen de facto los tres poderes; ejecutivo,
legislativo y jurídico. Tiene derechos sobre todos los ciudadan@s. Es
a la vez el más rico del reino ALAVITA el cual arranca del 1660. A la
vez, el Mayor terrateniente- Mayor propietario de Campos de grifa
(Hachís)- Mayor traficante y exportador de narcóticos (consultar el
formidable libro-denuncia del francés FRANCIS G. PERRAULT “mi amigo el
Rey Hassan II”) Asesino descendiente de Sultanes, como asesino y
maestro fue su padre, de miles de marroquíes, entre los cuales se
encuentra, el gran amigo del Comandante Fidel Castro e impulsor
de la Tricontinental, asesinado en un Drugstore en el Barrio Latino de París
por Delimé y el ministro de interior marroquí general UFKIR, ambos a
la vez asesinados por los servicios represivos de Hassan II.

En el caso de la casta borbónica de cuna francesa: El Rey J. Carlos,
fue rehabilitado a dedo por el sanguinario Franco, DIOS AMO de donde
obtiene todo su poder, amo absoluto en concepto religioso, máxima
ideología militar y política: La “España” (de reconquista herencia de
los Reyes Católicos) gobierna a través de una constitución basada en
España una, y grande, de miseria y perdida de valores fundamentales,
humanos.

En cuanto a Marruecos, su expansión demográfica en los últimos 50 años
ha hecho que pasara de 12 millones en los años 1960 a más de 27
millones de habitantes en nuestros días, con limitadísimos recursos
económicos y mal distribuidos: minas de Fosfato de Buecra -creadas por
colonialismo español en el Sahara, el turismo, la pesca con sus
Almadrabas, las plantaciones de Hachís y las plantaciones de Dátiles,
Agrios y Tomates cuyos propietarios, en gran medida, son franceses y
españoles; con un sistema de infraestructura y comunicaciones
primitivo.
En el E. Español viven más de 700.000 marroquíes censados, la mayoría
proviene de zonas rurales, de las Cabilas (como ejemplo), zonas
rodeadas de Chumberas, diseminadas por todo el territorio marroquí sin
apenas contactos entre sí.
¿Ha hecho el F. Polisario todo lo que hubiera podido en los últimos años?
Lo que sí sabemos, es que el derecho del pueblo saharaui a la
autodeterminación a sido abolido por el gobierno marroquí y con ello
su independencia y soberanía.

Lo que también sabemos, es que los intereses capitalistas de Europa y
su amo estadounidense, no pudieron en un tiempo encontrar un
interlocutor válido en dos países (Marruecos y Mauritania) y que la
lucha del pueblo saharaui consiguió arrinconar por las armas; apenitas
unos cientos de miles de mujeres, hombres y niños, los héroes.

Un té espera ser sorbido...
sobre la tetera están puestos los ojos de El Garhi Nayem la
esperanza, el sabor amargo que se funde y la dura lucha; dulce como
las relaciones de amor y amistad que nos une al mundo con ellos, suave
y acogedor como el viento de las buenas gentes que caminan.
Suspira de nuevo El Garhi Nayem... y, se dispone a llenar los vasos
para todos nosotros, del estimulante líquido que nadie como los suyos
lo consigue. Caen unas lágrimas de sus padres fundiéndose con el
líquido inocente.
Recordaré siempre a esos hombres y mujeres del desierto, con los que
he convivido días gloriosos de esperanza; como constructores de vida.
Ese empeño en vivir, sus desgastadas “jaimas” de lona, sus
construcciones de adobe en los edificios públicos: Escuelitas,
Hospitales... Cómo fueron levantando “de la nada” su cotidianidad
creando pueblo en medio del desierto, cómo de cultas aquellas mujeres
que construyeron en 1975 un Centro de Alfabetización para seguir
creciendo e hilando más y más fino, y saber posar la vista sobre el
agujero justo de la aguja por donde pasa el tiempo.

Hoy quiero hacer un homenaje a El Garhi Nayem Mohamed Suedi y un
entrañable recuerdo a su pueblo; a todas ellas, mujeres del desierto
que caminan con la vida por delante, y a su escuelita: a la que
pusieron por nombre “Escuela de Mujeres 27 de Febrero”. Al alba de
aquéllos amaneceres rojos de primavera, se le cruzó Aminatu Haidar y
ahora tu, hermano, con más dolor para el recuerdo. Te enviamos desde
el mundo un arco iris de amor y amistad, y también una ráfaga de odio
hacia los verdugos dueños de tu muerte.
Los verdugos se extienden por el mundo a través de su arsenal arto en
los mil frentes abiertos: Cólera, epidemias... muerte en Haití,
sequías, hambre, éxodos, genocidios; imponiéndose por la fuerza de las
armas y humillaciones. NO SOMOS NADA EN SUS MANOS.

Asesinando a sus dirigentes, sus inspiradores de vida como en el el
caso de Nicaragua en 1933 con Augusto Sandino o el Comandante Camaño,
revolucionario de República Dominicana; ocupación militar de Panamá
(país estratégico para el gringo), tomando como rehén al presidente,
jefe del gobierno: Noriega trasladado a los EEUU cumpliendo condena en
cárceles estadounidenses.
Panamá está en la zona del Canal de la Academia Militar yanki, donde
forma a los Oficiales militares de Centro y Sur-América contra las
guerrillas y sus revoluciones patrióticas. De ella, salieron los
militares contra los revolucionarios, agentes del CONDOR y los que
asesinaron a Ernesto Guebara “Che” en Bolivia.
Y, como Marruecos, España... siempre hay gobiernos títeres; la ley, de
divide y vencerás aflora, para la cual, siempre a habido voluntarios
dispuestos a venderse para hacer trabajo sucio contra sus pueblos
respectivos. El reciente escarnio por Santos en la selva colombiana
para llegar a asesinar a Mono Jojoy, los asesinatos de Reyes y sus 17
compañeros de las FARC, sirviéndose del monigote asesino Uribe,
implicado con toda su familia en los grupos terroristas paramilitares
en territorio colombiano, con tecnología informática y asesoría yanki,
forma parte de la táctica del imperialismo norteamericano para
conseguir su estrategia ya conocida: seguir sojuzgando a América
Latina, reducir los pueblos a una mera estampa como al pueblo saharaui
entre otros; para seguir robando sus riquezas nacionales.
Cómo van a permitir que se revelen los “míseros pueblos” saharaui,
iraqí, palestino... nicaragüense, salvadoreño, hondureño,
Latinoamérica entera; para que pongan en peligro el expolio de lo que
desde el siglo XIX James Monroe, 5º presidente de EEUU, dijo “La
América para los americanos” o sea gringos. Cómo van a reconocer el
derecho internacional del pueblo saharaui, al Sahara como nación?
Sería un pueblo más independiente no alienado al imperialismo y sus
guerras en Oriente Medio!

De este lado del mar, aún recuerdan los más viejitos en dolor y sabios
en experiencia, que estando encarcelados en mazmorras franquistas
(allá por el 1974) vieron como ingresaron también en ellas, al mismo
tiempo, diecisiete militantes del F. Polisario detenidos en el
Sahara!!! No, no debieron ser los únicos que detuvieron por lo que
cuentan estos sabios (mis viejitos) laboriosos del hilo de la madeja
que sigue entrando por el agujero de la aguja con la que escribo. No,
la prensa no dijo nada, ni antes ni después ni ahora. El silencio
sigue siendo primordial para “ambasaguas” ese sistema, que contempla
la posibilidad de espejismos sobre la memoria.
El pueblo saharaui se presentó ante el mundo desde que la “democracia
franquista” a través de Adolfo Suárez de UCD (al que le fuera
concedido por el Rey el ducado de Suárez, con grandeza de España y es
caballero de la Orden del Toisón de Oro), entregara su territorio
expoliado por el invasor hispanis al trono del reicito de Marruecos.
Una herencia opulenta entre otras, en agradecimiento eterno a sus
mercenarios, “los moros” (esa tropa invasora contra la República). Se
presentó, el pueblo saharaui quiero decir, fuerte con la palabra.
Arrastró tras de sí su cultura; musicalizó sus ilusiones y se dispuso
a compartir la esperanza con todos los pueblos del mundo. Nadie
sensible, como es obvio, pudo escurrirse de su red.
Pueblo que ha sufrido durante décadas la desaparición de compatriotas...
Si mal no recuerdo, sobre el 1999, Amnistía Internacional denunció que
centenares de ciudadanos saharianos seguían en paradero desconocido;
todo esto, 15 años después de haber sido detenidos por el ejercito
fascista marroquí sin acusación alguna, ni celebrado ningún tipo de
juicio!!! Un ejército de casta cargado de odio y crueldad ha
perseguido su peregrinar, contra la población civil saharaui,
destruyendo pozos de agua corriente, alumbrado, alcantarillado y más;
lo que pasó a El Garhi Nayem, a su hermano y compañeros, es sólo un
ejemplo.

Uno de los maestros de la esperanza saharaui, ha sido marroquí.
Afincado en el sur peninsular desde hace años: Abdessadek Sharrat
Khattabi, ex embajador plenipotenciario de Marruecos durante el
reinado de Mohamed V, Ex delegado de Marruecos ante la o­nU, tuvo que
abandonar su país en 1956, intelectual, abogado y opositor marroquí,
que nunca excluyó de su oratoria el “mea culpa” por décadas y más
décadas de errores y horrores cometidos contra el pueblo saharaui;
incluía en ellos, a los propios marroquíes que se consideraban
revolucionarios. Por abandonar Argelia, en unos momentos de lucha más
cruenta contra el Estado Francés. Este maestro de la esperanza
saharaui, solicito en una entrevista que presencié “el perdón
histórico de Argelia por aquél error del pueblo saharaui, por errores
más recientes del gobierno de Marruecos”. Reclamó con firmeza en
aquella entrevista, señalando textualmente: “nuestro sueño posible: La
creación de un Gran Magreb, natural y libre, que indudablemente ha de
contar con la República Árabe Saharaui Democrática, porque los
saharauis tienen derecho a crear su propio estado” “Me duele el
Sahara, me duele que Marruecos haya hecho el papel de Francia o
España: negando derechos y libertad a nuestros hermanos saharauis”

La Muerte se sigue vistiendo de noche, acecha...
Llega robotizada de la Casa Blanca, pasa por Europa, se instala cómoda
en la Moncloa, atraviesa África, se ensancha en Irán y Marruecos;
aniquila al Sahara persiguiendo su población la exterminación de la
soberanía, el derecho de independencia de los saharauis. El Garhi
Nayem fue asesinado, muerto y sepultado a espaldas de sus padres y
hermanos el pasado 24 de Octubre, por el ejercito marroquí. Esa muerte
robotizada no descansa es enemiga de todos los seres humanos, más
enemiga cuanto más pobres cuanto más pueblo: vive dominando,
amenazado, atacando; forma de sentirse humanitaria... deambulan las
poblaciones civiles indefensas. La muerte no se sacia, se viste de
noche... genera tumores de temor como dolor intenso, sacrificio,
esclavitud. Por eso yo le canto una canción a los que luchan... la
vida es una permanente lucha como respuesta -Quiénes son los
asesinos?, mercenarios que no luchan por razones ideológicas patria o
muerte justicia y paz, sino por ambición entorno al crimen; vacaciones
estimulantes perpetuas armadas hasta los dientes que les robotiza como
dioses de barrio familia espejo ego... Si no se la combate a muerte
ensancha sin medida su violencia asesina, corrupta; sobre poblaciones
enteras su sombra su mala nauseabunda sombra. Las Colmenas civiles
,poblaciones, del mundo están amenazados persistentemente por estos
parásitos.

A los padres de El Garhi Nayem:
Antes era mi hijo, ahora lo es de todo el pueblo, dijeron sus padres;
yo les quedo muy agradecida por tamaño amor y humildad, por este hijo
que nos han entregado a todos los pueblos “mártir” del crimen de
Estado de Marruecos: El Garhi Nayem Mohamed Suedi, 14 años.
Un soplo de amor y viento al resto de victimas *Que nunca sean
necesarias estas muertes para seguir luchando sin desmayo; para
seguir... viviendo!

PD.
Acerca de Irán...
Hillary Clinton, secretaria de Estado, "profundamente preocupada" por
la inminente ejecución de Sakineh, pidió al Gobierno Iraní a través de
un comunicado que suspendiese "inmediatamente" la ejecución a la vez
que criticaba "los dirigentes iranís han incumplido, una vez más, su
obligación de proteger los derechos fundamentales de sus propios
ciudadanos, sobre todo de las mujeres" "el caso de la señora Ashtiani
no se ha desarrollado con transparencia ni con las debidas garantías
procesales establecidas por las leyes iranís ...”
El ministro de Exteriores británico también se sumó a la farsa
diplomática. Alistair Burt habló por teléfono con el representante
iraní en Londres, Safar Alí Eslamian Koupaei, para presionar a Teherán
contra la ejecución, que considera "inaceptable"
*”Alabado... virgen santísima-purísima, diooosss”, cuánto fariseo
criminal anda suelto!!!
Mientras todo esto pasa en el mundo, el Papa llega hoy a la Catedral
de Santiago de Compostela, a quién obedecerán sus plegarias, contra
qué “crímenes” irán dirigidas?.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Terrorismo quirurjico.


"Le pagamos a mexicanos para que maten a mexicanos y esta carnicería no afecta ni el suministro de drogas ni los precios". Éste es el meollo del programa "antidrogas" o "contra el crimen organizado" auspiciado por Estados Unidos bajo la "Iniciativa Mérida" (IM) en México y Centroamérica, según Charles Bowden y Molly Molloy, en un nítido estudio sobre "Quién está detrás de las 25 mil muertes en México?" (The Nation, 23/VII/2010). Con una factura de 1.4 mil millones de dólares, la IM, igual que el Plan Colombia (PC) es un diseño castrense, paramilitar y mercenario, de invasión y ocupación que incluye, de manera ostensible, el control estadunidense de las políticas de seguridad del "Estado-cliente" sobre su jurisdicción territorial, muestra notable de las continuidades entre demócratas y republicanos.

Iniciado por Bill Clinton, el PC se orientó, por medio del terror castrense y paramilitar: 1) al brutal desalojo de campesinos y pequeños y medianos propietarios, de vastos y fértiles territorios ricos en recursos naturales, a favor de latifundistas, agrobusiness y empresas forestales, carboníferas, mineras, petroleras; y 2) a fragilizar el Estado-nación, encargándole el trabajo sucio, bajo supervisión de Estados Unidos, acentuando su dependencia de los instrumentos de proyección y dominio: los Comandos Sur y Norte del Pentágono, la CIA-DEA y el FMI-Banco Mundial/BID. Subrogados a la Casa Blanca por medio del Departamento del Tesoro, estos últimos inducen la privatización/extranjerización de entes públicos, universidades y patrimonio nacional.

Junto a diseños de integración comercial y de inversión, tipo ALCA, Clinton y Bush II ampliaron el PC a las naciones andinas y desde 2007, bajo la IM, a México y Centroamérica. Como es natural el clima de terror y los resultados son semejantes: el jesuita Javier Giraldo calcula que entre 1988 y 1995 más de 60 mil colombianos fueron asesinados, la mayoría a manos del ejército y de cuerpos para-militares o escuadrones de la muerte que operan bajo dirección estatal. Al inicio de 2010 en la aldea La Macarena se descubrió una tumba colectiva, reminiscencia de la era nazi, con al menos 2 mil cadáveres que, según fuentes locales, el ejército acumuló desde 2005. Ahora, dice Giraldo, el procurador general investiga 150 mil "asesinatos extrajudiciales por paramilitares, de 1980 a la fecha".

A cuatro años de que Calderón lanzara el ejército a la calle en la “guerra antinarco”, en México la estela de muerte (que a decir del encargado del Comando Norte "es la guerra no-convencional" apoyada por la IM, donde "el enemigo está entre los civiles"), es de 30 mil bajas y los crímenes de lesa humanidad van dejando su huella mortal: a mediados de 2010 se descubrió un depósito de 51 cadáveres cerca de Monterrey, mientras, a semejanza de Iraq y Afganistán, se aterroriza a toda la nación y sus morgues se abarrotan con una cauda diaria de muertos, 90 por ciento de los cuales Calderón vincula al narco, aunque, como recuerdan Bowden y Molloy, según el procurador general de la República, en informe confidencial al Senado, "sólo 5 por ciento han sido investigados", así que nadie sabe “quiénes están siendo ejecutados, quién los está matando y por qué se asesina a la gente”. Se ostenta una fuerza destructora que intimida y aterroriza, lanzando a la población el mensaje del Estado fallido: "no hay Estado que los proteja y los mato con impunidad", mientras Estados Unidos realiza la ocupación territorial.

Con bases en Colombia, con presencia militar en puertos, fondeaderos y aguas territoriales de Costa Rica, previo endoso del gobierno de Chinchilla (quien "logró" lo que Calderón no pudo al inicio de su sexenio al tratar de abrogar la Ley de Neutralidad). En México el Partido del Trabajo advirtió que se estarían financiando escuadrones de la muerte al tiempo que el presidente de Afganistán dejó saber que Estados Unidos financia "empresas de seguridad" tipo mafia, que matan civiles y realizan otros actos de desestabilización.

sábado, 30 de octubre de 2010

Fin del crecimiento global.


Las fanfarronerías de los lejanos años 1990 acerca del mileno capitalista-neoliberal han pasado a ser curiosidades históricas, tal vez sus últimas manifestaciones (ya a la defensiva) han sido las campañas mediáticas que nos señalaban el pronto fin de las “turbulencias financieras” y el inmediato retorno de la marcha triunfal de la globalización.

Ahora, al comenzar el último trimestre de 2010 las expectativas optimistas de los altos mandos del planeta (jefes de estado, presidentes de bancos centrales, gurúes de moda y demás estrellas mediáticas) van dando paso a un pesimismo abrumador. Se habla de trayectoria de las economías centrales en forma de W como si después del desinfle iniciado en 2007-2008 hubiera ocurrido una verdadera recuperación a la que ahora seguiría una segunda caída y a cuyo término llegaría la expansión durable del sistema, algo así como una segunda penitencia que permitiría a las élites purgar sus pecados (financieros) y retomar el camino ascendente.

La «recuperación» no ha sido otra cosa que un alivio efímero obtenido gracias a una sobredosis de “estímulos” que prepararon las condiciones para una recaída que se anuncia terrible. Porque el enfermo no tiene cura, su enfermedad no es la consecuencia de un accidente, de un mal comportamiento o del ataque de algún virus (que la súper ciencia de la civilización mas sofisticada de la Historia podrá más temprano que tarde controlar) sino del paso del tiempo, del envejecimiento irreversible que ha ingresado en la etapa senil.

La modernidad capitalista ya casi no tiene horizonte de referencia, su futuro visible se retrae a una velocidad inesperada, su posible supervivencia aparece bajo la forma de escenarios monstruosos marcados por militarizaciones, genocidios y destrucciones ambientales cuya magnitud no tiene precedentes en la historia humana.

El capitalismo ha llegado a ser finalmente mundial en el sentido más riguroso del término, ha conseguido llegar hasta los rincones más escondidos. En ese sentido puede afirmarse que la civilización burguesa de raíz occidental es hoy la única civilización del planeta (incluyendo adaptaciones culturales muy diversas). Pero la victoria de la globalización llega en el mismo momento en que comienza su decadencia, dicho de otra manera, si miramos a este comienzo de siglo desde el largo plazo la concreción del dominio planetario del capitalismo aparece como el primer paso de su decadencia, en consecuencia la condición necesaria pero no suficiente para la emergencia del post capitalismo ya está instalada.

Estamos ingresando en una nueva era caracterizada por el enfriamiento del capitalismo global y los fracasos para relanzar a las economías imperialistas que coinciden con el empantanamiento de la guerra colonial de Eurasia. En esa zona los Estados Unidos y sus aliados están sufriendo un desastre geopolítico que presenta en una primera aproximación la imagen de un Imperio acorralado. Pero por debajo de esa imagen se desarrolla un sordo proceso de resdespliegue imperialista, de nueva ofensiva apoyada en su aparato militar y un amplio abanico de dispositivos comunicacionales e ideológicos que lo acompañan. Los Estados Unidos van configurando sobre la marcha una renovada estrategia global, política de estado cuyos primeros pasos fueron dados hacia el fin de la presidencia de George W. Bush y que tomo cuerpo con la llegada de Obama a la Casa Blanca. El Imperio decadente al igual que otros imperios decadentes del pasado busca superar su declinación económica utilizando al máximo lo que considera su gran ventaja comparativa: el dispositivo militar. Su agresividad aumenta al ritmo de sus retroceso industriales, comerciales y financieros, sus delirios militaristas son la compensación psicológica de sus dificultades diplomáticas y económicas y alienta el desarrollo de peligrosas aventuras, de masacres periféricas, de emergencias neofascistas.

La nueva estrategia implica el lanzamiento de una combinación de acciones militares, comunicacionales y diplomáticas destinada a hostigar a enemigos y competidores, provocar disputas y desestabilizaciones apuntando hacia conflictos y situaciones más o menos caóticas capaces de debilitar a potencias grandes y medianas y a partir de allí restaurar posiciones de fuerza actualmente en declive. Extensión de la agresión contra Afganistán-Pakistán, amenazas (y preparativos) de guerra contra Irán, contra Corea del Norte, provocación de contradicciones entre Japón y China, etc.

También desde el fin de la era Bush se desarrollan grandes ofensivas sobre Africa y especialmente sobre América Latina, el tradicional patio trasero hoy atravesado por gobiernos izquierdizantes, más o menos progresistas que han terminado por conformar un espacio relativamente independiente del amo colonial. Allí la ofensiva norteamericana aparece como un conjunto de acciones concertadas con fuerte dosis de pragmatismo destinadas a recontrolar a la región. Su esencia queda al descubierto cuando detectamos su objetivo, no se trata ahora principalmente de ocupar mercados, dominar industrias, extraer beneficios financieros, ya no estamos en el siglo XX. La mira imperial apunta hacia recursos naturales estratégicos (petróleo, grandes territorios agrícolas como productores de biocombustibles, agua, litio, etc.), en muchos casos las poblaciones locales, sus instituciones, sindicatos y más en general el conjunto de sus entramados sociales constituyen obstáculos, barreras a eliminar o a reducir al estado vegetativo (en ese sentido lo ocurrido en Irak puede ser considerado un caso ejemplar).

Es necesario tomar conciencia de que el poder imperial ha puesto en marcha una estrategia de conquista de largo plazo del estilo de la que implementó en Eurasia, se trata de una tentativa depredadora-genocida cuyo único precedente comparable en la región es lo ocurrido hace quinientos años con la conquista colonial. El fenómeno es tan profundo e inmenso que se torna casi invisible para las miradas progresistas maravilladas con los éxitos fáciles obtenidos durante la década pasada. Los progresistas buscan y buscan vías de negociación, equilibrios “civilizados” deambulando de fracaso en fracaso porque el interlocutor racional a sus propuestas solo existe en su imaginación. Hoy el sistema de poder del imperio se apoya en una “razón de estado” fundada en la desesperación, producida por un cerebro senil, en última instancia razón delirante que ve a los acuerdos, a las negociaciones diplomáticas o a las maniobras políticas de sus propios aliados-lacayos como puertas abiertas para sus planes agresivos. Lo único que realmente le interesa es recuperar territorios perdidos, desestabilizar los espacios no controlados, golpear y golpear para volver a golpear, su lógica se monta sobre una ola de reconquista cuya magnitud suele a veces desbordar a los propios estrategas imperiales (y por supuesto a una amplia variedad de dirigentes políticos norteamericanos).

Pero el imperio está enfermo, es gigantesco pero está plagado de puntos débiles, el tiempo es su enemigo, aporta nuevos males económicos, nuevas degradaciones sociales y amplifica las áreas de autonomía y rebelión.

Agotamiento de los estímulos

Hacia fines de 2010 presenciamos el agotamiento de los estímulos financieros lanzados en las potencias centrales a partir de la agudización de la crisis global en 2007-2008.

El caso norteamericano ha sido descripto de manera contundente por Bud Comrad, economista jefe de Casey Research: “en 2009 el gobierno federal tuvo un déficit fiscal del orden de los 1,5 billones (millones de millones) de dólares, por su parte la Reserva Federal gastó cerca de 1,5 billones de dólares para comprar deudas hipotecarias y así impedir el colapso de ese mercado. Es decir que el gobierno gastó 3 billones de dólares para obtener una pequeña recuperación evaluada en un 3 % del Producto Bruto Interno, aproximadamente 400 mil millones de dólares de crecimiento económico. Ahora bien gastar 3 billones de dólares para obtener 400 mil millones es un pésimo negocio” (1).

Con las políticas de “estímulos” (una suerte de neokeynesianismo-neoliberal) no llegó la recuperación durable de las grandes potencias, lo que si llegó fue una avalancha de deudas públicas: entre 2007 (último año previo a la crisis) y 2010 la relación entre deuda pública y Producto Bruto Interno pasará en Alemania del 64 % al 84%, en Francia del 64% al 94 %, en los Estados Unidos del 63 % al 100 %, en Inglaterra de 44 % al 90 % (2).

Luego ocurrió lo que inevitablemente tenía que ocurrir: se inició la segunda etapa de la crisis a partir del estallido de la deuda pública griega que anticipaba otras en la Unión Europea afectando no solo a los países deudores más vulnerables sino también a sus principales acreedores ante quienes se alzaba la amenaza de sobreacumulación de activos crediticios basura: hacia fines de 2009 las deudas de los llamados “PIIGS” (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España, es decir los países europeos expuestos por el sistema mediático como los más vulnerables) hacia Francia, Inglaterra y Alemania sumaban unos 2 millones de millones de dólares suma equivalente al 70 % del producto Bruto Interno de Francia o al 75 % del de Inglaterra.

Si la primera etapa de la crisis estuvo marcada por los estímulos estatales al sector privado y la expansión de las deudas públicas, la segunda etapa se inicia con el comienzo del fin de la generosidad estatal (más allá de algunos posibles futuros intentos desesperados de reactivación), la llegada de los recortes de gastos, de reducciones salariales, de aumentos en las tasas de interés, en síntesis la entrada a una era de contracción o estancamiento económico que se irá prolongando en el tiempo y extendiendo en el espacio.

Nos encaminamos hacia el enfriamiento del motor de la economía global, los países del G7 aplastados por las deudas luego de una reactivación débil y efímera gracias a las políticas de subsidios. Sus deudas públicas y privadas han venido creciendo hasta acercarse ahora a su punto de saturación, en 1990 las deudas totales del G7 (públicas + privadas) representaban cerca del 160 % de la suma de sus Productos Brutos Internos, en el 2000 habían subido al 180% y en el 2010 superarán el 380 % (110 % las deudas públicas y 270% las deudas privadas) (3).

La opción que ahora enfrentan es simple: tratar amontonar más deudas lo que les permitiría postergar la recesión por muy poco tiempo (con alta probabilidad de descontrol, de alta turbulencia en el sistema global) o entrar a la brevedad en un período recesivo (con esperanza de control) que anuncia ser muy prolongado, en realidad no se trata de dos alternativas antagónicas sino de un único horizonte negro al que pueden llegar por distintos caminos y a varias velocidades.

Hipertrofia financiera

La lluvia de estímulos, masivas transferencias de ingresos hacia las elites dominantes (con rendimientos aceleradamente decrecientes) aparece como el capítulo más reciente de un largo ciclo de hipertrofia financiera originado en los años 1970 (y tal vez un poco antes) cuando el mundo capitalista inmerso en una gigantesca crisis de sobreproducción debió acudir a partir de su centro imperial, los Estados Unidos, a sus dos muletas históricas: el militarismo y el capital financiero. Detrás de ambos fenómenos se encontraba un viejo conocido: el Estado, aumentando sus gastos bélicos, aflojando los controles sobre los negocios financieros, introduciendo reformas en el mercado laboral que retrasaban a los salarios respecto de los incrementos de la productividad.

El proceso fue encabezado por la superpotencia hegemónica pero integrando a los dos espacios subimperialistas asociados (Europa Occidental y Japón). Es necesario aclarar que la unipolaridad en el mundo capitalista, con sus consecuencias económicas, políticas, culturales y militares, se inició en 1945 y no en 1991 aunque a partir de esa última fecha (con el derrumbe de la URSS) devino planetaria.

Se trató de un cambio de época, de una transformación que permitió controlar la crisis aunque degradando al sistema de manera irreversible. Las altas burguesías centrales se desplazaron en su mayor parte hacia las cúpulas de los negocios especulativos, fusionando intereses financieros y productivos, convirtiendo a la producción y al comercio en complejas redes de operaciones gobernadas cada vez más por comportamientos cortoplacistas. La hegemonía parasitaria, rasgo distintivo de la era senil del capitalismo acaparó los grandes negocios globales y engendró una subcultura, en realidad una degeneración cultural desintegradora basada en el individualismo consumista que fue desestructurando los fundamentos ideológicos e institucionales del orden burgués. De ello se derivaron los fenómenos de crisis de legitimidad de los sistemas políticos y de los aparatos institucionales en general y sirvió de caldo de cultivo para las deformaciones mafiosas de las burguesías centrales y periféricas (complejo abanico de lumpenburguesías globales).

Techo energético y “destrucción creadora” (de más destrucción).

Desde el punto de vista de las relaciones entre el sistema económico y su base material la depredación (en tanto comportamiento central del sistema) comenzó a desplazar a la reproducción. En realidad el núcleo cultural depredador existió desde el gran despegue histórico del capitalismo industrial (hacia fines del siglo XVIII, principalmente en Inglaterra) y aún antes durante el largo período precapitalista occidental. Marcó para siempre a los sistemas tecnológicos y al desarrollo científico, empezando por su pilar energético (carbón mineral primero, luego petróleo) y siguiendo por una amplia variedad de explotaciones mineras de recursos naturales no renovables (esa exacerbación depredadora es uno de los rasgos distintivos de la civilización burguesa respecto de las civilizaciones anteriores), sin embargo durante las etapas de juventud y madurez del sistema la depredación estaba subordinada a la reproducción ampliada del sistema.

La mutación parasitaria de los años 1970-1980-1990 no permitió superar la crisis de sobreproducción sino hacerla crónica pero controlada, amortiguada, exacerbando el pillaje de recursos naturales no renovables e introduciendo a gran escala técnicas que posibilitaron la súperexplotación de recursos renovables violentando, destruyendo sus ciclos de reproducción (es el caso de la agricultura basada en transgénicos y herbicidas, como el glifosato, de alto poder destructivo). Esto ocurría cuando varios de esos recursos (por ejemplo los hidrocarburos) se aproximaban a su máximo nivel de extracción.

La avalancha del cortoplacismo (de la financierización cultural del capitalismo) liquidó toda posibilidad de planificación a largo pazo de una posible reconversión energética, lo que deja planteado el tema de la viabilidad histórica-civilizacional de las vías de reconversión (ahorro de energía, recursos energéticos renovables, etc.). Viabilidad en el contexto de las relaciones de poder, de las estructuras industriales y agrícolas, en síntesis: del capitalismo concreto inseparable de la obtención de “ganancias-aquí-y-ahora” y no de la probable supervivencia de las generaciones venideras.

El sistema tecnológico del capitalismo no estaba preparado para una reconversión energética, el tema tampoco era de interés prioritario para las élites dominantes (lo que no les impedía “preocuparse” por el problema). No es la primera vez en la historia de la decadencia de las civilizaciones en que los intereses inmediatos de las clases superiores entran en antagonismo con su supervivencia a largo plazo.

El techo energético que ha encontrado la reproducción del capitalismo converge con otros techos de recursos no renovables que afectarán pronto a un amplio espectro de actividades mineras, a ello se suma la explotación salvaje de recursos naturales renovables. Se presenta así un escenario de agotamiento general de recursos naturales a partir del sistema tecnológico disponible, más concretamente del sistema social y sus paradigmas es decir del capitalismo como estilo de vida (consumista, individualista, autoritario-centralizador, depredador).

De la crisis crónica de sobreproducción a la crisis general de subproducción. El ciclo largo del capitalismo industrial.

Por otra parte la crisis de recursos naturales indisociable del desastre ambiental converge con la crisis de la hegemonía parasitaria. En las primeras décadas de la crisis crónica el proceso de financierización impulsó la expansión consumista (sobre todo en los países ricos), la concreción de importantes proyectos industriales y de subsidios públicos a las demandas internas, de grandes aventuras militares imperialistas, pero al final del camino las euforias se disiparon para dejar al descubierto inmensas montañas de deudas públicas y privadas. La fiesta financiera (que tuvo en su recorrido numerosos accidentes) se convierte en techo financiero que bloquea el crecimiento.

Las turbulencias de 2007-2008 pueden ser consideradas como el punto de arranque del crepúsculo del sistema, la multiplicidad de “crisis” que estallaron en ese período (financiera, productiva, alimentaria, energética) convergieron con otras como la ambiental o la del Complejo Industrial-Militar del Imperio empantanado en las guerras asiáticas. Esa sumatoria de crisis no resueltas impiden, frenan la reproducción ampliada del sistema.

Visto desde el largo plazo la sucesión de crisis de sobreproducción en el capitalismo occidental durante el siglo XIX no marcó un sencillo encadenamiento de caídas y recuperaciones a niveles cada vez más altos de desarrollo de fuerzas productivas sino que luego de cada depresión el sistema se recomponía pero acumulando en su recorrido masas crecientes de parasitismo.

El cáncer financiero irrumpió triunfal, dominante entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX y obtuvo el control absoluto del sistema siete u ocho décadas después, pero su desarrollo había comenzado mucho tiempo antes financiando a estructuras industriales y comerciales cada vez más concentradas y a los estados imperialistas donde se expandían las burocracias civiles y militares. La hegemonía de la ideología del progreso y del discurso productivista sirvió para ocultar el fenómeno, instaló la idea de que el capitalismo a la inversa de las civilizaciones anteriores no acumulaba parasitismo sino fuerzas productivas que al expandirse creaban problemas de inadaptación superables al interior del sistema mundial, resueltos a través de procesos de “destrucción-creadora”. El parasitismo capitalista a gran escala cuando se hacía evidente era considerado como una forma de “atraso” o una “degeneración” pasajera en la marcha ascendente de la modernidad.

Esa marea ideológica atrapó también a buena parte del pensamiento anticapitalista (en última instancia “progresista”) de los siglos XIX y XX, convencido de que la corriente imparable del desarrollo de las fuerzas productivas terminaría por enfrentar a las relaciones capitalistas de producción, saltando por encima de ellas, aplastándolas con una avalancha revolucionaria de obreros industriales de los países más “avanzados” a los que seguirían los llamados “países atrasados”. La ilusión del progreso indefinido ocultó la perspectiva de la decadencia, de esa manera dejó a medio camino al pensamiento crítico, le quitó radicalidad con consecuencias culturales negativas evidentes para los movimientos de emancipación de los oprimidos del centro y de la periferia.

Por su parte el militarismo moderno hunde sus raíces más recientes en el siglo XIX, desde las guerras napoleónicas, llegando a la guerra franco-prusiana hasta irrumpir en la Primera Guerra Mundial como “Complejo Militar-Industrial” (aunque es posible encontrar antecedentes importantes en Occidente en las primeras industrias de armamentos de tipo moderno aproximadamente a partir del siglo XVI). Fue percibido en un comienzo como un instrumento privilegiado de las estrategias imperialistas y como reactivador económico del capitalismo, pero este solo un aspecto del fenómeno que ocultaba o subestimaba su profunda naturaleza parasitaria, el hecho de que detrás del monstruo militar al servicio de la reproducción del sistema se ocultaba un monstruo mucho más poderoso a largo plazo: el del consumo improductivo, causante de déficits públicos que al final del recorrido no incentivan más la expansión sino el estancamiento o la contracción de la economía.

Actualmente el Complejo Militar-Industrial norteamericano (en torno del cual se reproducen los de sus socios de la OTAN) gasta en términos reales más de un billón (un millón de millones) de dólares, contribuye de manera creciente al déficit fiscal y por consiguiente al endeudamiento del Imperio (y a la prosperidad de los negocios financieros beneficiarios de dicho déficit). Su eficacia militar es declinante pero su burocracia es cada vez mayor, la corrupción ha penetrado en todas sus actividades, ya no es el gran generador de empleos como en otras épocas, el desarrollo de la tecnología industrial-militar ha reducido significativamente esa función (la época del keynesianismo militar como eficaz estrategia anti-crisis pertenece al pasado). Al mismo tiempo es posible constatar que en los Estados Unidos se ha producido la integración de negocios entre la esfera industrial-militar, las redes financieras, las grandes empresas energéticas, las camarillas mafiosas, las “empresas” de seguridad y otras actividades muy dinámicas conformando el espacio dominante del sistema de poder imperial.

Tampoco la crisis energética en torno de la llegada del “Peak Oil” (la franja de máxima producción petrolera mundial a partir de la cual se desarrolla su declinación) debería ser restringida a la historia de las últimas décadas, es necesario entenderla como fase declinante del largo ciclo de la explotación moderna de los recursos naturales no renovables, desde el comienzo del capitalismo industrial que pudo realizar su despegue y posterior expansión gracias a esos insumos energéticos abundantes, baratos y fácilmente transportables desarrollando primero el ciclo del carbón bajo hegemonía inglesa en el siglo XIX y luego el del petróleo bajo hegemonía norteamericana en el siglo XX. El ciclo energético condicionó todo el desarrollo tecnológico del sistema y expresó, fue la vanguardia de la dinámica depredadora del capitalismo extendida al conjunto de recursos naturales y del ecosistema en general.

En síntesis, el desarrollo de la civilización burguesa durante los dos últimos siglos (con raíces en un pasado occidental mucho más prolongado) ha terminado por engendrar un proceso irreversible de decadencia, la depredación ambiental y la expansión parasitaria, estrechamente interrelacionadas, están en la base del fenómeno. La dinámica del desarrollo económico del capitalismo marcada por una sucesión de crisis de sobreproducción constituye el motor del proceso depredador-parasitario que conduce inevitablemente a una crisis prolongada de subproducción (el capitalismo obligado a crecer-depredar indefinidamente para no perecer termina por destruir su base material). Existe una interrelación dialéctica perversa entre la expansión de la masa global de ganancias, su velocidad creciente, la multiplicación de las estructuras burocráticas civiles y militares de control social, la concentración mundial de ingresos, el ascenso de la marea parasitaria y la depredación del ecosistema.

Esto significa que la superación necesaria del capitalismo no aparece como el paso indispensable para proseguir “la marcha del progreso” sino en primer lugar como tentativa de supervivencia humana y de su contexto ambiental.

La decadencia es la última etapa de un largo súper ciclo histórico, su fase declinante, su envejecimiento irreversible (su senilidad). Extremando los reduccionismos tan practicados por las “ciencias sociales” podríamos hablar de “ciclos” de distinta duración: energético, alimentario, militar, financiero, productivo, estatal, etc., y así describir en cada caso trayectorias que despegan en Occidente entre fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX con raíces anteriores e involucrando espacios geográficos crecientes hasta asumir finalmente una dimensión planetaria para luego declinar cada uno de ellos. La coincidencia histórica de todas esas declinaciones y la fácil detección de densas interrelaciones entre todos esos “ciclos” nos sugieren la existencia de un único súper ciclo que los incluye a todos. Se trata del ciclo de la civilización burguesa que se expresa a través de una multiplicidad de “aspectos” (productivo, moral, político, militar, ambiental, etc.).

Declinación del Imperio, redespliegue militarista, ilusiones periféricas e insurgencia global

Toda la historia del capitalismo gira desde fines del siglo XVIII en torno de la dominación primero inglesa y luego estadounidense. Capitalismo mundial, imperialismo y predominio anglo-norteamericano constituyen un solo fenómeno (ahora decadente).

La articulación sistémica del capitalismo aparece históricamente indisociable del articulador imperial pero resulta que en el futuro previsible ningún nuevo imperialismo global ascendente, en consecuencia el planeta burgués va perdiendo una pieza decisiva de su proceso de reproducción. La Unión Europea y Japón son tan decadentes como los Estados Unidos, China ha basado su espectacular expansión en una gran ofensiva exportadora hacia los mercados ahora declinantes de esas tres potencias centrales.

El capitalismo va quedando a la deriva a menos que pronostiquemos el próximo surgimiento de una suerte de mano invisible universal (y burguesa) capaz de imponer el orden (monetario, comercial, político-militar, etc.). En ese caso estaríamos extrapolando al nivel de la humanidad futura la referencia a la mano invisible (realmente inexistente) del mercado capitalista pregonada por la teoría económica liberal.

La decadencia de la mayor civilización que ha conocido la historia humana nos presenta diversos escenarios futuros, alternativas de autodestrucción y de regeneración, de genocidio y de solidaridad, de desastre ecológico y de reconciliación del ser humano con su entorno ambiental. Estamos retomando un viejo debate sobre alternativas interrumpido por la euforia neoliberal, la crisis rompe el bloqueo y nos permite pensar el futuro.

Volvamos a la reflexión inicial de este texto: el comienzo del siglo XXI señala una paradoja decisiva, el capitalismo ha asumido claramente una dimensión planetaria pero al mismo tiempo ha iniciado su declinación.

Por otra parte cien años de revoluciones y contrarrevoluciones periféricas produjeron grandes cambios culturales, ahora en la periferia (completamente modernizada, es decir completamente subdesarrollada) existe un enorme potencial de autonomía en las clases bajas. Allí se presenta lo que de manera tal vez demasiado simplista podríamos definir como patrimonio histórico democrático forjado a lo largo del siglo XX. Los periféricos sumergidos han construido sindicatos, organizaciones campesinas, han participado en votaciones de todo tipo, han hecho revoluciones (muchas de ellas con banderas socialistas), reformas democratizantes, la mayor parte de las veces han fracasado. Todo ello forma parte de su memoria, no ha desaparecido, por el contrario es experiencia acumulada, procesada por lo general de manera subterránea, invisible para los observadores superficiales. Eso ha sido reforzado por la propia modernización que por ejemplo le suministra instrumentos comunicacionales que le permite interactuar, intercambiar informaciones, socializar reflexiones. Finalmente, la decadencia general del sistema, el posible comienzo del fin de su hegemonía cultural abre un gigantesco espacio a la creatividad de los oprimidos.

La guerra eurasiática engendró un inmenso pantano geopolítico del que los occidentales no saben como salir, el traspié ha consolidado y extendido espacios de rebelión y autonomía cuya contención es cada día más difícil ante lo cual el Imperio redobla sus amenazas y agresiones. Corea del Norte no ha podido ser doblegada al igual que Irán, la resistencia palestina sigue en pié e Israel, por primera vez en su historia sufrió una derrota militar en el sur del Líbano, la guerra de Irak no pudo ser ganada por los Estados Unidos lo que les plantea allí una situación donde todos los caminos conducen a la pérdida de poder en ese país.

En el otro extremo de la periferia, América Latina, el despertar popular trasciende a los gobiernos progresistas y deteriora estratégicamente a las pocas oligarquías derechistas que que aún controlan el poder político. El proyecto estadounidense de restauración de “gobiernos amigos” tropieza con un escollo fundamental, la profunda degradación de las élites aliadas, su incapacidad para gobernar en varios de los países candidatos al derechazo aunque el Imperio no puede (no está en condiciones) de detener o desacelerar su ofensiva a la espera de mejores contextos políticos. El ritmo de su crisis sobredetermina su estrategia regional, en última instancia no es demasiado diferente la situación en Asia donde la dinámica imperial combina la sofisticación y variedad de técnicas y estructuras operativas disponibles con el comportamiento grosero.

Si observamos al conjunto de la periferia actual desde el largo plazo histórico constataremos que de un lado se sitúa un poder imperial desquiciado enfrentado a una gigantesca ola plural de pueblos sumergidos desde Afganistan hasta Bolivia, desde Colombia hasta Filipinas, expresión de la crisis de la modernidad subdesarrollada. Es el comienzo de un despertar popular muy superior al del siglo XX.

En medio de esas tensiones aparece un colorido abanico de ilusiones periféricas fundadas en la posibilidad de generar un desacople encabezado por las naciones llamadas emergentes, fantasía que no toma en consideración el hecho decisivo de que todas las “emergencias” (las de Rusia, China, Brasil, India, etc.) se apoyan en su inserción en los mercados de los países ricos. Si esos estados que vienen practicando neokeyneesianismos más o menos audaces compensando el enfriamiento global quisieran profundizar esos impulsos mercadointernistas e/o interperiféricos se encontrarían tarde o temprano con las barreras sociales de sus propios sistemas económicos o para decirlo de otra manera: con sus propios capitalismos realmente existentes, en especial los intereses de sus burguesías financierizadas y transnacionalizadas.

A medida que la crisis se profundice, que las debilidades del capitalismo periférico se hagan más visibles, que las bases sociales internas de las burguesías imperialistas se deterioren y que la desesperación imperial se agudice; la ola popular global ya en marcha no tendrá otro camino que el de su radicalización, su transformación en insurgencia revolucionaria. Compleja, a distintas velocidades y con construcciones (contra)culturales diversas, avanzando desde distintas identidades hacia la superación del infierno. Es solo desde esa perspectiva que es posible pensar al postcapitalismo, al renacimiento (a la reconfiguración) de la utopía comunista, ya no como resultado de la “ciencia” social elitista, desde la superación al interior de la civilización burguesa a través de una suerte de “abolición suave” sino de su negación integral en tanto expansión ilimitada de la pluralidad recuperando las viejas culturas igualitarias, solidarias elevándolas hacia un colectivismo renovado.

Los movimientos insurgentes de la periferia actual suelen ser presentados por los medios globales de comunicación como causas perdidas, como resistencias primitivas a la modernización o como el resultado de la actividad de misteriosos grupos de empecinados terroristas. La resistencia en Afganistán y Palestina o la insurgencia colombiana aparecen en dicha propaganda protagonizando guerras que nunca podrían ganar ante aparatos superpoderosos, no faltan los pacificadores profesionales que aconsejan a los combatientes deponer su intransigencia y negociar alguna forma de rendición ventajosa “antes de que sea demasiado tarde” . El siglo XX debería ser una buena escuela para quienes se encandilan ante el gigantismo y la eficacia de los aparatos militares (y de los aparatos burocráticos en general) porque ese siglo vio el nacimiento victorioso de los grandes aparatos modernos como lo es hoy el Complejo Militar Industrial de los Estados Unidos y también fue testigo de su ruina, de su derrota ante pueblos en armas, ante la creatividad y la insumisión de los de abajo.

En los años 1990 los neoliberales nos explicaban que la globalización constituía un fenómeno irreversible, que el capitalismo había adquirido una dimensión planetaria que arrasaba con todos los obstáculos nacionales o locales. No se daban cuenta que esa irreversibilidad transformada poco después en decadencia global del sistema le abría las puertas a un sujeto inesperado: la insurgencia global del siglo XXI, el tiempo (la marcha de la crisis) juega a su favor. El Imperio y sus aliados directos e indirectos quisieran hacerla abortar, empezando por intentar borrar su dimensión universal, tratando mediáticamente de convertirla (fragmentarla) en una modesta colección de residuos locales sin futuro, pero esos supuestas resistencias residuales poseen una vitalidad sorprendente, se reproducen, sobreviven a todos los exterminios y cuando observamos el recorrido futuro de la declinación civilizacional en curso, la profunda degradación del mundo burgués, su despliegue de barbarie anticipando crímenes aun mayores entonces la globalización de la insurgencia popular aparece como el camino más seguro para la emancipación de las mayorías sumergidas que es a su vez su única posibilidad de supervivencia digna.